Al oído del futuro o futura Ministro (a) de Cultura y Deportes de Guatemala
Palacio Nacional de la Cultura

Al oído del futuro o futura Ministro (a) de Cultura y Deportes de Guatemala

Aún no conocemos su identidad, pero nosotros, los ciudadanos de este país en el que la cultura debería ser el verdadero motor de desarrollo, ya tenemos algunas peticiones, solicitudes y exigencias para usted. 

Aunque, probablemente, como siempre ha sido, su cartera será la menos favorecida por los presupuestos, tenga en cuenta que son los impuestos de los guatemaltecos los que pagarán su salario y el de sus colaboradores. 

En primer lugar, le pedimos encarecidamente que no se olvide que usted y la gente bajo su mando no se convertirán en dueños del Patrimonio Cultural de la Nación. Serán nada más que administradores temporales de los valiosos bienes que este país y su pueblo poseen. Por cierto, es precisamente el pueblo su genuino jefe y es precisamente la población guatemalteca la que debería pedirle cuentas si no cuida bien lo que va a estar bajo su protección y responsabilidad. 

Que, por favor, no se le ocurra llegar a ningún museo, galería o sitio a pedir que se trasladen valiosas piezas, que, durante años, décadas y hasta siglos han sido protegidas, solo porque a usted le parece que deben estar en otro lugar, porque quiere “modernizar” la imagen o porque desea poner a prueba la obediencia de sus subordinados. 

Le pediría que sea respetuoso de las leyes, reglamentos y del criterio de los expertos que han estudiado y determinado qué es lo mejor para la preservación de los bienes culturales del Estado. 

Antes de actuar, piense, infórmese y déjese llevar por quienes no le van a decir sí a todo. Eso puede protegerlo de caer en el ridículo como ya lo han hecho otros, cuando después de un arrebato, han tenido que dar contraórdenes. Evítele trabajar de más a sus equipos y usted evada el desgaste. 

Recuerde que el ministerio que tendrá a su cargo debe cumplir con la misión de exaltar los talentos de los artistas, estimularlos y reconocer su valía. Aunque la burocrática jerarquía que se ha impuesto puede hacerle pensar que los integrantes de las instituciones artísticas son sus empleados (y a usted le puedan parecer hasta súbditos), no se equivoque. Usted estará a su servicio. 

Antes de querer que los artistas, que se han pasado décadas, preparándose le sirvan a usted para amenizar fiestas, actos y reuniones, hágase consciente de la importancia que ellos tienen en la proyección de la cultura del país y respételos. 

Conviértase en defensor de la institucionalidad. No deje que las alucinaciones, envidias y deseos propios o de algunos de sus colaboradores lo lleven a cometer injusticias y hasta a romper la ley.

No utilice los fondos que le pertenecen a su cartera como botín político. No se trata de repartir dinero a todo aquel que lo exija. Más bien, su ministerio deberá convertirse en la entidad formadora, promotora e impulsora de verdadero desarrollo en las distintas áreas del arte y la cultura. 

Otro favor muy importante es que no deseche los esfuerzos de quienes han trabajado por años en la institución. Evalúe objetivamente todo aquello que ya ha comenzado a dar frutos. Recuerde, no hay que reparar lo que no está descompuesto. Mantenga los oídos, los ojos y la mente abiertos. 

Esperamos sinceramente, que goce usted de buena salud, tanto física como mental y moral. Que tenga bien puestos los valores y que no llegue a ese importante puesto pensando en favorecer los intereses comerciales de sus amigos, parientes o socios. Este país es rico en cultura, no se convierta en obstáculo para el desarrollo. Respétese, piense en su futuro y cuide su nombre.  

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