Ricardo Arjona: su posible retiro, el amor de sus admiradores y el odio de sus detractores

La carta abierta que el cantautor guatemalteco publicó al terminar su gira “Blanco y Negro” no solo ha desatado preocupación de sus seguidores, sino también ha reavivado las polémicas que en torno a él se han cernido durante sus más de 40 años de trayectoria.

Una de las noticias de espectáculos más mediáticas de los últimos días es el supuesto retiro de los escenarios del cantautor guatemalteco Ricardo Arjona. La carta abierta que su oficina dio a conocer mientras realizaba el último de los conciertos de su gira “Blanco y Negro”, encendió todas las alarmas.

Entre los seguidores del artista hay confusión. Algunos opinan que el retiro será solo temporal, mientras recibe los tratamientos médicos que incluyen una delicada cirugía en la espalda, mientras que hay otros que ya están de duelo porque piensan que Arjona no volverá. Como suele suceder con Ricardo, su mensaje deja mucho a la imaginación. Quizás la parte más alarmante de su escrito es la que dice:

“Tendré que desaparecer para inventarme un motivo que sea más grande que este. Si no lo encuentro, prefiero no volver”.

El tiempo será el que diga si el guatemalteco contará con la motivación suficiente para retomar su actividad sobre los grandes escenarios o preferirá disfrutar en paz de su vida privada, de la cual también presume en su escrito. “Mi familia y mis amigos son mi guarida y mi felicidad”, asegura el cantante que está próximo a cumplir 60 años y que, sin lugar a dudas, a pesar de los pesares y los rechazos, puede sentirse orgulloso por sus logros sin precedentes.

¿Odio gratuito?

En esta sentida carta, el cantautor se define a sí mismo como “un muchacho bohemio e irresponsable” convertido en “un tipo defensivo y aislado a fuerza de todos los palos que llevé cuando empezaba”. Y es que su exitoso camino ha estado pavimentado tanto por halagos y reconocimientos como con críticas inmisericordes, rechazos y manipulaciones. Esto último, por supuesto, sucedió con más intensidad en sus inicios.

Pero, ¿por qué tanto rechazo? En Guatemala, su país natal, una clara explicación, además de las lógicas envidias que se yerguen contra quienes muestran talentos inusuales, puede ser que el espigado joven que se paseaba con guitarra al hombro a los inicios de los años 80, podría haber parecido demasiado excéntrico, dentro de una sociedad acostumbrada al ostracismo y la discreción. Además, las letras en las que se atrevía a cuestionar no solo la convulsa escena política y social del país, sino también dogmas religiosos de distintos credos. Su propia madre le advertía, según lo ha contado, acerca de esas letras que levantaron ámpulas.

Incluso, cuando cantaba canciones de amor y/o desamor, iba más allá de lo que las mentes mojigatas de muchos estaban dispuestas a admitir. Pero, igual, llamaba la atención y ya empezaba a despuntar, cuando decidió dar el paso a la internacionalización. Y ahí, llegaron otros retos, rechazos y detractores.

México era la meca de la música popular en los 80. Ricardo lo sabía y estaba dispuesto a pagar el precio, aunque sin duda, este resultó bastante más caro de lo que se esperaba. No solo cargaba con el peso de ser extranjero y llegar a competir con los numerosos artistas locales de ese país, sino que su propuesta lírica tampoco encajaba del todo. Para ese entonces, se priorizaba el entretenimiento como tal entre los jóvenes, mientras que los adultos resguardaban el espacio de una amplia cultura de música tradicional.

Arjona era otra cosa. Sus composiciones eran una fusión de trova, balada romántica y rock suave que pocos entendían. Para poder ingresar a una escena que parecía querer expulsarlo, debió adaptarse y componer temas para otros intérpretes antes de que le dejaran exponer su propia música. “Detrás de mi ventana”, cantada por Yuri, y “La mujer que no soñé”, interpretada por Eduardo Capetillo, son solo dos botones de muestra.

Al permitirle cantar sus propios temas, surgieron dos corrientes: una, la que lo calificó como poeta, y la otra, la de sus detractores. Estos últimos encontraron en las letras de Arjona connotaciones sexistas, además de contradicciones, repeticiones e incongruencias. Poco a poco, mientras su popularidad empezó a crecer para bien, paralelamente crecieron los que con o sin argumentos lo atacaban públicamente. Incluso, hubo figuras públicas que se atrevieron a burlarse de sus rimas, ideas y trabajos sin ningún tipo de pudor. Uno de sus más acérrimos críticos ha sido el mexicano Alejandro Filio, quien ha llegado a decir que el intérprete de Señora de las cuatro décadas está haciendo mucho daño a las generaciones con su música".

Lo cierto es que, para muchos, hablar mal de Arjona era “cool”. El colmo llegó cuando, en 2012, un grupo de detractores convocó a una marcha mundial en contra de Arjona. La consigna de los grupos era “No más poesía falsa”. Por supuesto, que ante tal iniciativa hubo quienes se pronunciaron. El también cantautor Alejandro Sanz dijo al periódico El Clarín de Argentina: “Donde vea una marcha contra la poesía de Arjona diré que los que van marchando son una pandilla de estúpidos. Me hace gracia. Una persona que realmente se preocupa por ir a una marcha en contra de cómo canta un artista demuestra que tiene una vida muy hueca, muy vacía”.

Aunque pareciera indiferente al rechazo Arjona sí ha mostrado su molestia en algunas ocasiones. Una de las más documentadas sucedió en 2017, cuando Camilo, conductor de CNN comenzó una entrevista haciéndole notar al artista cuánta gente no comprendía y hasta rechazaba su música. En un punto, Ricardo no soporta más, hace notar que se siente atacado y deja la entrevista sin concluir. Por supuesto, su actitud le atrajo críticas de muchos, pero hubo quienes le dieron la razón, porque, al igual que él, sintieron irrespetuosa la manera de abordar el encuentro por parte del periodista.

Mientras que algunos artistas buscan adaptar sus propuestas a los tiempos que corren, Arjona muestra firmeza en su música. Es más, ante las nuevas sensibilidades, Ricardo se ha pronunciado abiertamente, sobre todo, con los discursos que ha brindado durante sus conciertos. No ha dudado en quejarse de estas nuevas imposiciones y censuras. Sus expresiones le han puesto, en ya innumerables ocasiones, en el centro de las críticas de las redes sociales, que le tachan de machista y anacrónico.

Arjona no ha permitido que este tipo de situaciones le detengan. Su éxito ha sido descomunal y puede presumir de ser el artista musical más grande de Centroamérica y una de las personalidades más destacadas del espectáculo latinoamericano, le pese a quien le pese. El guatemalteco ha sabido construir su trayectoria sobre principios sólidos y ostenta el orgullo de haberlo hecho muy a su manera. Según ha dicho en algunas ocasiones, luego de haber creado su propia empresa discográfica cree que “los enemigos que genera la independencia, valen más que los amigos que genera la subordinación”.

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