Gonzo Gonzo: Palabras viscerales de una Guatemala indecente

 
Hay noticias que te informan lo que ocurre en el día, y son buenas; hay otras que te dan el seguimiento de un hecho, incluso por días, y son mejores; hay algunas que te acompañan por meses, y son muy buenas; pero están las que nunca olvidarás en tu vida: esas son las imprescindibles, nuestras noticias, las historias Gonzo.
 
Este portal es la válvula de escape al tedio, a la censura, a la mojigatería que nos educó y aprisiona la creatividad. Acá están todas esas historias que los comunicadores no pueden contar. La información vital que los hace seguir adelante en un medio que no les recompensa como creen que debe. Un medio que subestima la capacidad del lector.
 
La información Gonzo es un tifón que sacude hasta el tuétano de quien lo lee, sea en la sobremesa, en el inodoro de la oficina o antes de dormir; es la medicina que leerías en un día de lluvia, la sorna en medio de la aburrida reunión familiar. También es la canción de Tom Waits que un viernes por la noche te habla cuando estás solo, en una esquina de tu mente, y de pronto se convierte en el huracán de Bob Dylan que nos hace avanzar sin detenernos. Es toda esa noticia que el periodista calla para no meter en problemas su nombre, que al final es lo único que tiene. Nosotros somos el lienzo en el que se podrá desahogar; en consecuencia, una mina de oro negro para el lector.
 
Hunter S. Thompson parió este género periodístico y nosotros, sus hijos del nuevo milenio, seguimos sus preceptos para revelar nuestras historias guatemaltecas Gonzo, igual de vitales, igual de absurdas... pero reales. Si no que lo diga El Atascado, Lumpen de profesión, uno de los personajes creados para este medio, quien nos contará la historia de “La mujer que embola a su pusher para robarle mariguana”. Historias de excesos que han sucedido y suceden mientras Guatemala duerme.
 
Decir periodismo Gonzo es hablar de un género que no pretende objetividad (luego de años en eso del periodismo tradicional, sabemos que tal cosa no existe). Por ello, en el portal Gonzo Gonzo seremos historias, reportajes y noticias desde nuestro punto de vista, es narración en primera persona, información vivencial.
 
Historias propias y ajenas, que convergen en distintos escenarios sociales: desde las sorpresas de las fiestas ultra VIP de edecanes desnudas de las grandes empresas guatemaltecas, hasta los estertores que provoca ver a una prostituta sin dientes, inhalar cocaína en un prostíbulo de mala muerte, a orillas de Antigua Guatemala, en la voz de JP Ladrón.
 
Hiperrealismo, sátira y asombro es la trinidad que nos define, ese es el halo de libertad que los colaboradores de Gonzo Gonzo (12 discípulos invitados a la mesa y contando) necesitan para compartir la contracultura y crítica a los excesos, como las vivencias de Drogoman, el Sobornador y cómo se salía con la suya cada vez que traficaba en el colegio. Este es el sedimento de la información social, la brea que entretiene para el culto y el morboso. Las historias que el sacerdote leerá de reojo, la voz de las criaturas que viven de noche en la ciudad.
 
Nuestra motivación es simple: darle al lector historias que le devuelvan la fe en sí mismo, que al leer sepa que hay situaciones que están fuera de su alcance y por fortuna no vive. ¿Quién está dispuesto a contar por qué fracasó en dos matrimonios, como lo hará el Dr. Beatnik? Al final, lo que ofrecemos es un servicio social: “no hagás lo que nosotros ya hicimos”.
 
En la actualidad el lector se topa en redes con datos cada vez más tontos. La conectividad pareciera hipnotizarnos con el trending topic en lugar de culturizarnos. Internet era el sueño de la información a un clic; ahora es el clic que te da sueño por llevarte, a través de engaños, a una noticia que no querés leer. Por eso somos Gonzo Gonzo, las historias que Tyler Durden nos contaría en una noche de copas.
 
El periodismo prohíbe sentir, busca máquinas que decodifiquen mensajes sin sentirlos. Somos humanos e informamos para humanos, no para máquinas. Usaremos cinismo y humor, profanaremos la información tradicional diaria, esas historias que nadie se atreve a cuestionar.
 
Somos el periodismo contracultural que cuestiona el establishment, pues estamos más allá del bien y del mal. Es la canción de Die Antwoord que suena a las seis de la mañana en un prostíbulo en la zona 4 que, como himno nacional, nos recuerda que hay que regresar al trabajo.
 
Gonzo Gonzo es el puño de dos pulgares que se abre paso entre la realidad y la ficción.
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