UNA CANCIÓN...

ETERNIDAD...

Son tus ojos un carrusel donde mis ansias se divierten, como aquellos chiquillos subidos en los ya lejanos caballitos, que se mecen de arriba a abajo en círculos mágicos, que de no ser porque tienen cuota, serían eternos.

Son tus ojos cafés un paraíso terrenal, que cuando miran, lanzan ráfagas de sensualidad acribillando mi paz, volviéndola respiración acelerada y añoranzas de aquella canción que tanto te gusta.

Son tus ojos el frenesí transformado en compañía de dos cuerpos, que dibujan uno solo, sin más fronteras que las tenues líneas que se dejan ver con las chispas de luz de una habitación cómplice.

Son tus ojos el cielo sin fin donde se posan los míos, como queriendo descubrir más allá del más allá. Tratando de encontrar el verso final del poema que está implícito en tu mirada.

Son tus ojos testigos de cómo mis dedos recorren tu piel suavemente y que en esas miles de sensaciones que experimentas prefieren cerrarse para que tu carne perciba mucho más el delicioso tatuaje que plasmo en ti.

Son tus ojos el principio de una antología que escribo, del cuento que vivo, del placer que causas.

Son tus ojos y nada más.

UNA CANCIÓN...

Suena una bachata romántica en la radio, en el bus, donde viajamos algunos.
Te me antojas con mi mano sobre tu cintura y un vaivén de tus caderas para causar un incendio en mí.
La terrible fila de autos alarga el camino que es corto, y extiende el gusto por ese repertorio sensual y suave como tus labios.
Charlas indescifrables en este armatoste, y la palabra hecha canción habla de amor, entrega, adioses, tristeza, recuerdos y fantasías.
Levanto la mirada y te pienso.
Tan cercana, tan lejana.
Tu sonrisa de pronto, tu seriedad, tu cabello bañando tus hombros y haciéndote ver maravillosa.
Robarte un beso pasa por mi cabeza, como ladrón.
Sorprenderte con una caricia, ponerte a la defensiva para decirme que no, pensando en un sí.
Ya se escucha muy poco de esta música.
Ahora solo valen los quejidos indescriptibles de muchos que dicen hacer música, cuando es basura multiplicada por todos lados.
Y sigo pensando en cómo caminas, en cómo esos pantalones son una constante en ti y hacen volar mis pensamientos.
Volteo y ahí siguen los carros, un abismo, la fila, serpiente interminable que avanza despacio.
La bachata se vuelve merengue y este regresa a ser lo que dio origen a estas letras, y tu y yo, en una danza sensual en mi imaginación.