Te Nombro

PRISIONERO...

Acuso el paso de tiempo, tiempo perfecto aunque imperfecto. No siempre se tiene todo cuando se quiere o como se quiere. Las ráfagas de vida las volvemos eso, perfectas en medio de la vorágine del humano.

Acuso el paso del tiempo y, aunque quiero detenerlo, solo alcanzo a frenar mi deterioro un tiempo más. Lo suficiente para intentar. La vida es de intentos, prueba y error. Perdemos más de lo que ganamos y si bien nos va, salimos empatados.

Claro, habrá otros que digan que sí se gana en la vida, pues su medida es el dinero y lo material.

Quizá tengan razón. Quizá no. Muchas cosas no tienen precio, aunque sí valor.

Acuso el paso del tiempo. Se vuelve más denso, menos puro. Nos envuelven los gigantes de concreto, matan el suelo, impiden que la lluvia haga germinar más agua. El dinero lo puede todo. Esclavos. El que tiene es, el que no, no existe.

Acuso el paso del tiempo y veo pasar la vida de muchos. Se les va como arena en una tormenta y no se dan cuenta. Quieren el trabajo ideal, la mujer ideal, el sueldo ideal, y cuando parpadean, la vida se fue.

Acuso el paso del tiempo. Volteo, de cuando en vez se vale mirar hacia atrás. No todo fue malo. Se vale añorar. Lo enfermizo es obsesionarse con el pasado.

La caricia perfecta es la que se da. La persona perfecta es a quien se le da. El amor para toda la vida es que está ahora mismo. La lucha perfecta es la que libro en este momento.

El tiempo se lo lleva todo, incluso, a muchos, hasta los recuerdos. 

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TE NOMBRO...

Tienes muchos rostros. Y en todos me gustas. En todos me encuentro, en todos me sumerjo en una pintura irreal, maravillosa, intensa.

Tus formas, tu cabello, tus manos, tus pies, tus caderas, tu sencillez, tus obsesiones, tus manías. Están, son, te hacen, te convierten y me atrapan.

Mueres cada noche. Renaces con cada amanecer. Me seduces con un gesto o una sonrisa.

Sacudes mi insomnio e incendias mi piel. Fecundas mi mente e imaginación con tu sensualidad y erotismo.

Te nombro cada noche. Mis manos te extrañan, mis labios se secan. 

Te nombro cada noche. Te dibujo en la terrible soledad y oscuridad. Una cama, una idea. 

Te nombro. Duermo y sueño.