- Gonzo²
- Publicado
- ¡Sé el primero en comentar!
- 2 a 3 min. de lectura
- Leído 1111 veces
Si algo es peor que la decepción, es la duda
Hace dos meses comencé a experimentar un sentimiento casi hostigante dentro de mí, una mezcla entre frustración, soledad, vacío y pérdida del sentido de vida.
Así que para ese momento, la única forma de escape que encontró en mi mente, fue vagar por la terapéutica plataforma de Facebook. A falta de dinero para un psicólogo pues no me quedó otra que recurrir a las redes sociales, para ver si alguna alma por allí sufría la misma penumbra que yo, y con suerte había decidido compartir algo que me ayudará a entender mi dilema.
Al cabo de unos minutos allí dentro, ¡zaz! Me tope con la publicación idónea, en donde un amigo hacía una recomendación del video: Give yourself permission to be creative de Ethan Hawke publicado por TED.
Este video no mejoró mi situación, por si se lo estaban preguntando, solo me hizo reflexionar y darme cuenta que quizá me estaba exigiendo más de lo que debía, y como consecuencia de ello ya no disfrutaba la vida. No debemos de ser los mejores en lo que hacemos, solo tenemos que estar dispuestos a vernos como tontos haciendo aquello que amamos, eso me enseño el video.
Y lo cierto es, que quién no ha hecho una tontería por amor, creo que todos en alguna faceta de nuestras vida. Y al hacerlas no siempre salimos triunfantes, en muchas de ellas quedamos destrozados, pero lo importante no es lo que dimos o hicimos, sino que supimos el resultado, porque si algo es peor que la decepción, es la duda, esa si te carcome por dentro.
Ese día me di cuenta que nadie me estaba pidiendo ser la heroína de mi propia realidad, sino que yo deseaba serlo y como no lo conseguía simplemente me frustraba. Así que ese día decidí darle de baja al plan de vida que tenía para mí, porque ya no era funcional ni factible en ningún sentido.
Después de esa decisión todo cambió, mis amistades, mi camino por la vida, mi actitud y hasta mi estado sentimental, porque mande a volar al "casi algo", era una relación de tres años, que la verdad no iba para ningún lado. Sin embargo, hubo algo que no cambió durante el proceso, y fue mi resiliencia, mi pasión por lo que hago y mis metas.
Al final de todo, aprendí que hay que deshacerse de todo aquello o de quienes nos hacen dudar, porque si posees esa interrogante, es porque seguramente allí no es el lugar correcto.
Y una vez que hayamos tomado acción para hacer cumplir esa decisión debemos cerciorarnos de que nada se quedó en la puerta, porque estorba. Ya que como diría mi abuela materna: “Basura que se tira, no se vuelve a recoger” (Aplica para todo).