Saberes, sabores, herencias y algo más
Pepian

Saberes, sabores, herencias y algo más

Si durante un viaje al futuro, hacemos una escala en 2033 y se nos antoja un buen plato de pepián, jocón, subanik, pinol o mole de plátano, ¿qué nos garantizaría que en el restaurante guatemalteco que visitemos lo que nos servirán no procederá de una cápsula o una caja de alimentos prefabricados?

Los saberes, conocimientos y procedimientos para la elaboración de estos platillos fueron, en su momento, declarados como Patrimonio Cultural Intangible de la Nación. En la actualidad, aún se pueden disfrutar en hogares, mercados y en algunos exclusivos restaurantes, gracias a cocineros, chefs y por supuesto, amas de casa que siguen poniendo en práctica las recetas. 

La primera pregunta que surge es ¿qué tan buen trabajo estamos haciendo los ciudadanos de a pie al transmitir las recetas a las nuevas generaciones? Sería interesante hacer encuestas en las familias, para saber si entre los menores de 40 años hay interés por elaborar las recetas, que fáciles no son.

Además habría que cuestionar si realmente ¿existen acciones estatales sistemáticas que protejan los conocimientos que nos permitan hacer sostenibles estas prácticas culinarias?  Me temo, que al menos a nivel oficial, los esfuerzos no superan eventuales festivales, conferencias y acciones propagandísticas, pero poco se ha hecho para mantener vigentes los saberes que se relacionan con esto.

También es importante tener en cuenta que, para que las recetas mantengan su autenticidad, también es necesario que se protejan las materias primas con las que se elaboran. Es decir, habría que estimular la producción de proteínas como el cerdo y el pollo, frutos como el tomate, el plátano y las semillas como el cacao, la pepitoria y el ajonjolí, además del cultivo de los chiles guaque, pasa y pimiento. 

Por el momento, parece haber suficiente suministro de estas materias primas, pero, el constante incremento de los precios, podría jugar en contra de la popularidad de los platillos, ya que es lógico que en tiempos de carestía, se opta por recetas con menos ingredientes. 

A pesar de los pesares, en cuanto a las prácticas sociales y culturales, casi siempre aparecen luces en el camino. Al menos a nivel mediático, es interesante ver cómo en las redes sociales, influencers tanto nacionales como extranjeros alaban la comida propia del país. Un claro ejemplo de este fenómeno es Miguel Babo, el chico proveniente de Baja Verapaz, quien junto a su mamá no sólo elabora las recetas tradicionales sino también habla acerca de los procesos de cultivo y recolección de muchos de los ingredientes. Quizás, habrá que evaluar la conveniencia de que este tipo de videos complementen y hasta sustituyan los viejos recetarios amarillentos y llenos de coloridas manchas que algunas familias aún conservan.  

 

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