La renuncia de Otto Pérez: Alegría y náusea en la Plaza de la constitución

 Pasadas las dos de la madrugada del jueves, un grupo de guatemaltecos ya celebraba la renuncia del presidente #OttoPerezMolina.

Brindábamos desde las ocho de la noche y para el inicio de la madrugada, la conversación ya era profunda. Esas cosas que les suelen pasar a los periodistas entre semana. Éramos un trío de sujetos que balbuceaba análisis políticos y culturales, y que dialogaba acerca de la forma en que el mexicano
Brozo abordó el tema de Otto Pérez.

(Desde el minuto 22:30 https://fb.watch/mJVTZG0rHw/ )

El miércoles, antes de las 7 de la mañana, el payaso Brozo decía a sus 1.2 millones de seguidores:Guatemala dio cátedra a México pa’ que no confunda la división, con la sumisión de poderes”. Discutimos la manera en la que se expresó en su video cuando una llamada telefónica dio la alerta. “Otto Pérez Molina renunció a su cargo. A las 19 horas firmó su carta y a las 23 horas fue recibida por el Legislativo. Espere más información”, esa fue la primera actualización que colgamos en la cuenta de facebook del diario.

Ya eran las dos de la mañana, ajustamos para pagar la cuenta y debíamos volver a trabajar con Wilbert uno de los periodistas con los que estaba. Horas antes, un grupo de ciclistas manifestó frente al Tribunal Supremo Electoral el encarcelamiento de Baldetti y la orden de captura de Otto. Horas después, pasábamos apresurados por el mismo, como hostigados por ese látigo invisible de querer estar informados. Cosa de periodistas. Llegamos a casa presidencial y nada. Solo unos oficiales de Policía atentos a lo que un par de periodistas podría hacer. Fue en ese momento que sonó una corneta en la plaza central.

Empezamos a correr. Llegamos a la plaza y ya comenzaba a congregarse un grupo de guatemaltecos. Mientras, el ron y la cerveza se mezclaban de una forma insana en mi estomago, pero no había tiempo para pensar en ello. Había que trabajar. No era momento de vomitar en la Plaza de la Constitución. Menos un día como ese. Esta vez no. 

Los primeros manifestantes fueron Léster e Ismael. Nos acercamos para platicar, y casi al mismo tiempo, dijimos. “Nosotros en un bar andábamos”. Las risas comenzaron. En el grupo también estaba Spanky, su bigote ralo y su videocámara. Sí, ese dijo que era su nombre. También Alejandra y Mendel quien frente al palacio ondeaba una bandera. Era su performance.

Para ese momento, ya eran las 3:05 de la madrugada y la plaza comenzó a poblarse. Aparecieron dos músicos, uno de ellos Lipe González. Lo conozco desde hace años, buen tipo. A él se le ocurrió la broma del performance. “No lo jodan mucha, espera que le hagan una foto”, luego todos reímos. Con él venía el Canche Zarco, quienes también venían de un bar, y que a su vez dijo: “¡Renunció!, ¡Otto renuncio!, Aquí estamos presentes, a primera hora, enfrente del Palacio Nacional… Guatemala despierta y esto apenas empieza”.

La Secretaría de comunicación social de la presidencia había confirmado la renuncia del presidente del cargo. En las redes sociales corría como polvorín la carta de la notificación entregada al Legislativo y algunos de los manifestantes la comentaban. Entre tanto, la puerta principal del Palacio Nacional permanecía cerrada, pero las tenues luces iluminaban a los guardias, que dentro, seguramente se preguntaban ¿y ahora qué hacemos?

Ya había pasado una hora y periodistas de otros medios comenzaron a llegar, nosotros de primero y sin equipo, ellos de último y con presupuesto para su equipo, la ironía de la comunicación latinoamericana. Más gente, más bocinas, todo pintaba a que el número de simpatizantes iría en aumento. Mujeres y hombres que gritaban fragmentos del himno nacional, autos que al pasar bocinaban y gente que gritaba de alegría. Incluso hubo ciudadanos que llegaron en taxi y en medio del jolgorio, un vago apareció entre el tumulto. Gritaba también, hablaba solo, glorificaba a la Universidad de San Carlos, a Portillo y a Vinicio Cerezo. Una mezcla de ideas. 

La alegría en la plaza comenzaba a ser palpable, rumores de mudar la manifestación a la Torre de Tribunales, consignas, silbatos y chiflidos. Pero esa parte de la noche ya comienza a ser borrosa. La náusea permanecía, pero no solo por el alcohol, también por la clase política y la historia que ha construido este país. Eran casi las cuatro de la mañana. Con suerte recordaría la noche para contar lo sucedido, desde mi puesto de espectador. 

Si pudiéramos ver el futuro

“Había un fantástico sentido universal de que lo que estábamos haciendo estaba bien. Que estábamos ganando. Y eso, creo que era manejable. Ese sentido de una victoria inevitable sobre las fuerzas de lo viejo y lo malo. Sin ningún sentido de carácter militar; no se necesito eso. Nuestra energía simplemente prevalecerá. Teníamos todo el impulso; estábamos en la cresta de una alta y hermosa ola. (…) Con el tipo adecuado de ojos casi se puede ver la gran marca de agua en ese lugar donde la ola finalmente rompió, removió”, Hunter Stockton Thompson (Fear and Loathing in Las Vegas). 

 Crónica publicada en el asesinado diario Siglo.21 el 4 de septiembre de 2015.

(1 Vote)

Artículos relacionados

Deja un comentario

Asegúrate de ingresar todos los campos marcados con un asterisco (*). No se permite el ingreso de HTML.

  1. Lo más comentado
  2. Tendencias

El vacío que Mickey 17 nos obliga a ver

Una película que se debe ver una vez en la vida.

Por Gabriel Arana Fuentes

Vi la saga Final Destination 25 años des…

No es la gran cosa, pero entretiene.

Por Gabriel Arana Fuentes

INTENSIDAD...

...

Por Rubén Flores

next
prev