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«Atesoro mucho los libros que consigo en viajes y que no están disponibles en mi país»
Narradora, investigadora y actriz y dramaturga de teatro, ha construido una biblioteca que refleja su espíritu polifacético y su amor por el conocimiento. Con 300 libros de momento–, la organización de sus volúmenes sigue un caos funcional que permite encontrar tesoros literarios de filosofía, poesía y narrativa. Entre sus joyas destacan títulos adquiridos en sus viajes, como ediciones únicas de Augusto Boal, Bertolt Brecht y cuentos de los Hermanos Grimm. Entre lecturas de Peter Pan por placer y textos filosóficos, Ingrid encuentra tiempo en su dinámica vida de madre e investigadora, demostrando que la pasión por los libros, Ingrid Luciano no se detiene ante los retos de la vida cotidiana.
¿Cuántos libros tiene tu biblioteca?
Unos 300, sin contar los de mi esposo.
¿Cómo los tenés organizados: por autor, por temas, por áreas lingüísticas o indiscriminadamente?
Por temas: filosofía, teatro, poesía, narrativa, ensayos. Aunque tengo un desastre aparente, suelo saber dónde están.
¿Qué criterio seguís para comprar: un criterio racional, la recomendación de un amigo, las críticas que se publican, o te dejás llevar por el impulso?
Digamos que hay un balance entre impulso y racionalidad. Depende lo que me llame en el momento o lo que necesite para alguna investigación, pero a veces me pongo ayuno de comprar libros por temas de espacio.
¿Qué hacés para controlar la superpoblación, la cantidad excesiva de volúmenes?
De vez en cuando hago limpieza y saco algunos y también, me autocontrolo. Viví en Buenos Aires dos años y me casi-prohibí comprar libros por economía y espacio. Leí mucho en digital esos años. Desde entonces, uso lentes.
¿Recordás el primer libro que leíste?
Ni idea. ¿«El patito feo»? Quién sabe.
¿Cuál es el ejemplar más valioso que poseés?
Qué difícil pregunta. Pero creo que atesoro mucho los libros que consigo en viajes y que no están disponibles en mi país. Por ejemplo, los libros de Augusto Boal y Bertolt Brecht que tengo, además de que son de los que más uso por trabajo. También una edición de todos los cuentos de los Hermanos Grimm que conseguí en México es algo que atesoro mucho y que aquí [República Dominicana] tampoco se consigue. Invisible man, de Ralph Ellison, lo conseguí en un aeropuerto cuando ni siquiera sabía de qué se trataba y luego me hizo entender tantas cosas. El Popol Vuh que conseguí en una feria del libro en Guatemala es para mí muy especial de tener, además por la edición. Y también tesoros de libros dominicanos que ya no están más en circulación, como Exigencias de un cimarrón de Blas Jiménez.
¿Cuál es el libro que más veces has releído?
Probablemente Peter Pan por placer. Pero releo cosas de filosofía para las clases una y otra vez, como la Teoría estética de Adorno o Juegos para actores y no actores de Boal para dar talleres de teatro.
¿Qué te hace abandonar la lectura de un libro?
El aburrimiento o tal vez la imposibilidad de conectar con el lenguaje o mundo del libro justo en el momento que estoy viviendo.
¿Qué obra famosa no terminaste de leer?
Moby Dick.
¿Hay títulos de los cuales tenés más de una edición?
Sí. Aunque esos son los que luego regalo en las limpiezas de fin de año.
¿Tenés un lugar específico para los libros que escribiste o editaste, eso que podríamos llamar la egoteca?
Tampoco son muchos. Además, voy regalando y al final ni me quedan.
¿Leés sólo libros impresos o también electrónicos?
Ambos.
¿Acostumbrás prestar libros a tus amistades?
Si son amistades fuertes sí. Tal vez esa es una prueba. Ja, ja.
¿Devolvés los libros que te prestan?
Ya ni pido libros prestados. Tengo gente querida que me regala libros. Ahora bien, tengo libros de antaño que recuerdo fueron prestados y nunca devueltos.
¿Cuáles son tus hábitos de lectura?
Me pongo tareas de investigación para obligarme a leer para esos fines. En ese sentido, teatro y ensayo académico los leo como tarea desde hace un tiempo. Pero son tareas autoimpuestas, pues no es algo que nadie me esté pidiendo. Por otro lado, trato de tener algún libro de narrativa o ensayo más literario de cabecera en el momento para leer cuando tenga ganas.
¿Tenés un lugar y un horario fijos para leer?
Nunca he tenido. Pero mi vida ha cambiado y sigue cambiando mucho. Tengo una bebé de 8 meses. Así que me pongo metas. Antes de parir, las últimas semanas leí a bell hooks. Los primeros meses posparto leí a Milan Kundera y avancé con una investigación leyendo dramaturgas dominicanas. Luego, la vorágine del trabajo y la maternidad dejan poco espacio para lecturas no obligatorias. Pero recién descubrí 15 minutos preciosos entre que mi bebé ya se durmió en mis brazos, pero espero que esté bien dormida antes de dejarla en la cuna, esos los recién convertí en momentos de lectura. Si lo voy haciendo hábito, puede que se extiendan.
¿Acostumbrás subrayar y anotar los libros que leés?
Sólo si son para fines de estudio e investigación. Amo y necesito rayarlos y anotarlos.
¿Sos monógama para leer o leés más de un libro a la vez?
Polígama.
¿Qué libro estás leyendo ahora?
La mujer rota de Simone de Beauvoir y releyendo obras de teatro de Ibsen. Además, coqueteando con una antología de cuentos dominicanos.
¿Con qué personaje literario te gustaría tomar un café?
El bufón de El rey Lear de Shakespeare.
Si pudieras quedarte a vivir en un libro, ¿en cuál lo harías?
En Seis personajes en busca de un autor de Pirandello. Así al menos viviría en un teatro. Aunque también en La eternidad por fin comienza un lunes de Eliseo Diego, así viajaría más y podría ser parte de un circo.
Por último, si alguien quisiera iniciarse en la lectura y te pidiese ayuda, ¿qué diez títulos le recomendarías leer?
Depende de la edad, pero si es para iniciarse y sin ningún tipo de orden ni lógica, solo que sea buena literatura con lenguaje accesible:
Momo, de Michael Ende
Peter Pan, de J. M. Barrie
La apología de Sócrates, de Platón
Una mujer está sola, poemario, de Aída Cartagena Portalatín
Mis 500 locos, de Antonio Zaglul
Los ingrávidos, de Valeria Luiselli
Pedro Páramo, de Juan Rulfo
Como os guste, de William Shakespeare
Un viejo que leía novelas de amor, de Luis Sepúlveda
El dios de las pequeñas cosas, de Arundhati Roy
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