Walter era una estrella, de esas que llevan capa

A mediados de los años 90, tendría yo 7 u 8 años, mi abuela y yo teníamos nuestra rutina vespertina perfectamente trazada. Almorzábamos a las 14:00, y media hora más tarde mi abuela abría su Biblia para hacer su lectura diaria y yo sacaba mis cuadernos, para “empezar” con las tareas. A las 15:00, religiosamente, encendíamos la televisión en el Canal 7.

Con mi mamá en el trabajo y mi abuelo tomando su siesta, ver Primer Impacto de lunes a viernes era nuestro ritual. Desde Miami, Myrka y María Celeste (la amiga de Sarita Sosa) nos daban las noticias con aire sensacionalista, pero para nosotras el principal atractivo era el segmento que llegaba casi a la mitad del programa: los horóscopos de Walter Mercado.

Curiosamente, luego de la muerte del astrólogo puertorriqueño, ocurrida el domingo pasado, me he topado con unas cuatro personas, más o menos de mi edad, que celebraban la misma comunión televisiva con sus abuelas. ¿Acaso que Walter Mercado nos avisara del futuro era la técnica de todas las abuelitas guatemaltecas para calmar a los nietos? Tal vez sí, y sentados en una constelación deben estar riendo de que lo descubriéramos hasta ahora.

Espectáculo
Al principio no entendía muy bien de qué se trataba eso de los horóscopos, pero luego, y gracias a una revista Vanidades de mi mamá, descubrí que había 12 signos zodiacales y que yo era Libra y mi abue, Leo. Seguí sin comprenderlos por mucho tiempo, pero seguía viéndolo porque… ver al tío Walter era un espectáculo.



Todo alrededor del astrólogo más famoso de la televisión era un show, y no era de extrañar, pues antes de decirnos el futuro Walter se dedicó a la danza y al teatro. El decorado de la que parecía una sala era rimbombante y brillante, con velas encendidas, cojines de terciopelo bordados, muebles rematados en oro y hasta un trono. Creo que había incluso un par de gatos. Todo tan esotérico, tan irresistiblemente kitsch.

Esplendor
Su halo de dramatismo se complementaba con el vestuario y sus famosas capas. Estas, según ha confesado esta semana su amiga, la diseñadora de modas Carlota Alfaro, buscaban mostrar el “esplendor” del corazón del hombre que cada tarde se despedía de nosotros con “mucho, mucho... amor”.

Durante todos esos años frente al televisor vi al tío Walter llevar esas piezas esplendorosas en telas como terciopelo, seda y brocado, y en tonalidades que fueron del blanco al violeta pasando por el verde esmeralda. Eran auténticas joyas, y Mercado, según confesó en diversas entrevistas, llegó a tener no menos de 2 mil. Obvio ¡por eso nunca lo vimos repetir!


En agosto de este año, tal vez como un presagio de que pronto partiría hacía el firmamento, el astrólogo celebró sus 50 años de carrera con una exposición en History Miami Museum, en Florida. Además de fotografías y recuerdos, para esta muestra seleccionó 12 de esas capas, una por cada signo del zodiaco. No podía esperarse menos de un hombre como él.

Durante años, Walter mandó a hacer tanta capa como su mente pudiera imaginar y no escatimó en gastos. Según diversos medios, las más sencillas estaban valuadas en un mínimo de US$ 1 mil y otras, como una bordada a mano por 12 personas, alcanzó los US $15 mil. Sin embargo, esto más que un signo de derroche, se convirtió en una nueva muestra de su gran corazón: en 2012 decidió subastar algunas de estas prendas para apoyar a los niños y adolescentes de su fundación Shanti Ananda.

La televisión de ahora ya no es lo que era antes y eso tiene su lado malo, como que tengamos que convivir con personajes desabridos y no con un show man de la astrología como Walter Mercado. Su cabello rubio, su maquillaje, sus trajes y sus joyas lo delataban: Walter era una auténtica estrella, de esas que merecen llevar capa.

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