Desempleo: “Usted no se ríe, no la contrato”

La patoaventura del desempleo está interesante, por no decir traumatizante. Recién cumplí tres meses de haber dejado un trabajo en el que estuve por más de cuatro años y eso de volver a la acción está resultando difícil. Como buena periodista que soy, tengo claro que probablemente nunca más podré trabajar en un medio de comunicación en este país, porque si el círculo era pequeño, lo es mucho más después de una pandemia. Pero si digo esto no es para que me tengan lástima o se desanimen, yo ya no tengo sueños guajiros y solo quiero un trabajo que, al menos, me estimule creativamente. O bueno, como verán a continuación, tal vez ese también sea un sueño guajiro.

En esto de reorientar mi carrera por otros rumbos me he topado con anuncios de todo tipo, y uno de ellos fue el de una academia para enseñar inglés online a niños. Una de las cosas que más me llamó la atención del anuncio fue que decía que, aunque necesitabas saber inglés obviamente, no necesitabas estudios ni experiencia en educación, vamos que no tenías que ser maestra, pues sus métodos de enseñanza eran super novedosos. Si estabas interesando debías enviar tu número de teléfono y ellos se pondrían en contacto contigo, así sin preguntas, sin mandar CV. Anoté mi número y dos días después recibí un Whatsapp para decirme que tenía una entrevista vía Zoom al siguiente día.

Me arreglé para la entrevista, puse mi mejor cara y me conecté cinco minutos antes. Pasaron como 10 minutos de la hora acordada cuando finalmente comenzó la reunión en la que había dos reclutadoras hablando en inglés y cinco solicitantes de empleo. Cada uno de los interesados fuimos tomando turnos para entrar en una sala privada y pues allí todo salió mal.

Primero preguntas de rutina: nombre, edad,

¿experiencia de maestra?
no,

¿qué estudió?
Tengo una Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y…

¿experiencia en call center?
no,

¿qué clase de experiencia tiene?
vea es que yo siempre he trabajado de periodista y…,

¿por qué dejó su trabajo de periodista?
porque hasta Anne Hathaway dejó el trabajo por el que toda chica mataría en The Devil Wears Prada.

Bueno, en realidad esa última pregunta no la respondí así, y dije algo como que tenía ganas de hacer algo diferente, lo que en parte es cierto.

Para la siguiente parte, o sea los otros 2 minutos de los 5 que duró la entrevista, la entrevistadora me pidió decirle el pasado simple de cinco verbos y deletrear algunos de ellos cual concurso de spelling bee, algo normal para ese tipo de trabajo, supongo.

En este punto debo decir que su cara durante la entrevista había dejado pocas cosas a la imaginación, tenía cara de maestra de inglés de colegio barato. Por eso, que no me sorprendió cuando soltó el speech de:

“Me gusta mucho que el inglés te sale natural, PERO creo que pronunciaste mal un par de palabras (ok, eso lo entiendo). Sobre todo, observándote, te ves muy seria. Y ser seria no es algo malo, solo no es lo que nosotros estamos buscando”.

Diablos, creo que mi yo de la infancia debió hacerle más caso a su mamá que le pedía sonreír más.

No sé decir exactamente porque no sonrío tanto, pero no es porque yo esté enojada, triste o algo así. Tengo mi resting bitch face y la gente que me conoce y mis exjefes saben que la uso en ocasiones especiales, no en entrevistas de trabajo. Es más, yo me estaba viendo en Zoom durante la entrevista (porque eso hace todo el mundo en Zoom) y no apareció. Pero bueno, tal vez sea algo que yo no noto, ya saben cosas más allá de mi entendimiento, y las nuevas dinámicas de las técnicas de reclutamiento.

Al terminar la entrevista recordé que en uno de mis podcast favoritos, Niñas Bien, una de las podcaster dijo que de joven, ella quería estudiar algo con lo que eventualmente acabara trabajando en la ONU. Entonces uno de sus primos le dijo que para ser diplomática o trabajar en la ONU hacía falta ser buena persona y ella no lo era. Pues debe ser algo así con esto de las super novedosas clases online, tal vez hace falta ser más sonriente, o aparentarlo.

Mientras tanto, yo sigo mandando todos los días, que un CV por aquí, que otro por allá. Al menos que en mí no quede el seguir echándole ganitas.