Nadie merece que finjas un orgasmo

Uno de mis peores defectos es que no puedo fingir. De verdad, yo he tratado de controlarlo pero tengo una cara tan expresiva que no hace falta decir cuando estoy feliz, triste, enojada o enamorada. Aunque mi imposibilidad de fingir me mete seguido en problemas, un día llegué a la conclusión de que en la cama podía ser una ventaja. ¿Por qué decir que tuve un orgasmo cuando no fue así?

Aún antes de saber qué era un orgasmo, yo ya escuchaba cómo en la televisión y en las películas decían que TODAS las mujeres los fingían. Esta idea no cambió cuando las chicas más precoces a mi alrededor empezaron a coger con sus noviecitos y contaban que, aunque el sexo estaba “bien”, no lograban venirse. Eso sí, ellas de buena onda gritaban y gemían para hacerles creer que sí o, simplemente, para que ya no le siguieran.

Mucho antes de coger por primera vez, yo tuve mi primer orgasmo gracias a mis manitas. Por eso me costaba creer cómo era que algunas chicas no lo lograban con sus novios y, tal vez por esa misma razón, no me presioné para tener sexo solo porque sí. Lo que yo no sabía entonces es que cuando estás con una pareja, hay muchos factores que influyen para que no te vengas, como el estrés, la falta de concentración, el vaginismo, la mala comunicación o, simplemente, la ausencia de química entre ambos.

Más allá de los factores psicológicos o fisiológicos que pueden impedir que una mujer alcance el clímax, el problema está en fingirlo. Sí, yo sé que muchas lo hacen porque sienten que es su culpa, que hay algo mal con ellas; o bien, lo hacen para complacer a sus parejas y no dañarles el autoestima. Pero, ¿qué nos sacamos con hacerlo? Nada, porque la próxima vez vas a tener que volver a fingir.

Con una de mis primeras parejas sexuales me pasó que él se vino y yo me quedé a medias. Me preguntó que si había acabado y le respondí que “no”. Se me quedó viendo sin ninguna propuesta, así que comencé a tocarme, cosa que le encantó, y entonces él también empezó a contribuir con su boca y sus manos hasta que me vine. La escena es algo ruda, lo sé, pero solo es cuestión de tener iniciativa y de recordar, por enésima vez, que no solo tienes orgasmos gracias a la penetración.

Una vez escuché por allí que cada uno es responsable de su propio orgasmo, pero creo que si estás en pareja se vale ayudarse. Ahora, si al otro no le importa tu satisfacción, creo que eso dice mucho de cómo es como amante. Aunque sé que el sexo tiene mil virtudes que van más allá del clímax, eso tampoco quiere decir que, si existe la posibilidad, nos neguemos a él. No finjas un orgasmo. Es más, no finjas nada. La vida es muy corta como para que tener que hacer algo que no nos gusta.