© Foto: Doña Lola (2017, extracto)

Sara Winter: recuperar la laicidad empieza por nosotras

Sara Winter y su show mediático corresponden a un país (Brasil) y a sus políticas de ultraderecha, sobre todo en el marco político del 8M, a mi parecer sería más practico nombrarse antifeminista

“Para ser feminista no existe un estándar definitivo, pero el feminismo es una deconstrucción completa” explica Doña Lola. Cada una lucha desde su trinchera, sin embargo, para quienes están dentro de iniciativas religiosas y liderando como mujeres, no debe ser sencillo, lo digo porque me atravesó la piel, hasta las lágrimas. 

Fui miembra del Concejo Parroquial. Cuando me formé como catequista, Sor Antonieta nos dijo que debíamos ser precavidas con los ministros de la comunión, porque abundaban los “viejos verdes”, en una ocasión uno de los sacerdotes estaba acosando a una compañera, hasta hoy no sé cuál fue mi gesto al alejar a mi compañera de su lado, llegué con fiebre a la reunión ese día, solo sé que me costó el empleo que con el que contaba en aquella parroquia.

En ese momento me convencí de que no iba a lograr un cambio desde dentro. Es válido, desde luego, pero caer en la incoherencia en una realidad como aquella, es una posibilidad segura. Muchas mujeres que aún viven supeditadas por la religión, y están dentro de nuestros espacios, accionan todavía desde sus prejuicios. Respaldan ideas fundamentalistas, por citar:

“El aborto solo en casos de violación”

o bien deslegitimando la lucha del altar de las 41 niñas debido a que se interviene desde nuestras cosmovisiones, satanizadas -por cierto- o bien, porque disputar la memoria no es para ellas una prioridad.

El Frente Parlamentario por la Vida y la Familia integrado por diputados, que considero irrelevante nombrar, se activó este 13 de febrero con una agenda de trabajo sobre la lucha contra el aborto, la violación y la desnutrición, misma que reactivó el trabajo de la iniciativa de #5272, Ley para la protección de la vida y la familia ¿Qué familia? La siempre privilegiada familia nuclear, para negar nuestro derecho a la familia diversa y otra lista de derechos que no se nos garantizan, ni siquiera la libertad de nuestros cuerpos y que criminaliza el aborto espontáneo. Bajo este modelo fundamentalista, que está gobernando nuestra vida y nuestro pensamiento, que rechaza toda pluralidad y ante las lógicas teocráticas que sirven como andamio del régimen heteropatriarcal, recuperar la laicidad del Estado, nos corresponde.

Sara Winter y su show mediático corresponden a un país (Brasil) y a sus políticas de ultraderecha, sobre todo en el marco político del 8M, a mi parecer sería más practico nombrarse antifeminista y mercantilizar esa propuesta. Incluso la producción de la imagen publicitaria de Winter es muy estratégica, de alguna manera los colores y el estereotipo que niega, pero que a la vez valida en su vestimenta y apariencia. Sara tiene 27 años, un hijo y trabaja en el Gobierno de Bolsonaro, en la creación de políticas para mujeres embarazadas. Su postura exfeminista “radical” podría ser trascendente pero más allá de lo personal, no corresponde a una crítica objetiva que no esté hilada con mecanizaciones de poder y dominación. Aparte de que la crítica al feminismo está de moda.

Foto: Doña Lola (2017)

En 2018 la propuesta fue parecida, Live For Life organizó un evento en el que una mujer de menos de 20 años y en gestación, victima de violación, compartía su testimonio de amor en Cristo, por su hijo, producto del hecho violento. En este evento estaba permitido que niñas y niños de 15 años asistieran. Para esta organización, la sobrepoblación es un mito y vinieron a instalar la idea de defender “las dos vidas.” Hasta que eso terminó en una marcha interreligiosa el 2 de septiembre 2018, en la que hasta “Fundaterror” estaba en sus filas. En esa ocasión, el altar de la memoria de las 41, quienes sufrieron de múltiples violencias en Hogar Seguro Virgen de la Asunción (HSVA) fue circulado con malla y en el ingreso se encontraba un policía de seguridad privada, mientras en el Congreso se trabajaban las iniciativas #5395 Ley de identidad de género y #5376 Ley de Protección Integral que pretendía legalizar el aborto en las primeras 12 semanas de gestación en el caso de niñas.

Pareciera que con el florecer de las jacarandas, todo se vuelve a tornar de morado penitente, las doctrinas de dolor, sacrificio y entrega recorren nuestras calles una vez más, mientras los índices de violencia y desapariciones contra la mujer y la niña aumentan “casualmente” en la previa al 8M.

Defender la laicidad del Estado es un deber ante el proselitismo que coloniza y se expande en nuestros espacios educativos, laborales, de salubridad, en las calles y nos niega el acceso a las posibilidades del pensamiento crítico y de libertad de expresión. Arrancarnos la religión de nuestro sistema no es tan sencillo, en culturas como la nuestra vivimos con “El Jesús en la boca” hemos crecido y fuimos educadas dentro del miedo a la ciencia y el conocimiento; sumidas en relaciones de poder que han trascendido nuestros cuerpos y nuestra historia con el fin de ser coherentes a la figura sagrada de la mujer y la maternidad, limitadas de todas nuestras posibles autonomías, incluyendo la sexual, la económica, la del placer, la del autocuidado y la del amor, por eso es necesario volver nuestra mirada hacia nosotras mismas, aunque resulte una blasmefia para muchas y muchos.


Soy la anti-musa,
la que prefiere escribirte Poesía
en lugar de que le escriban a ella.
Jamás un poeta me escribiría un poema/
de mí procede el mal, la verdad, el conocimiento.
En ella,
en mí y en las otras reencarna Eva,
la que jamás estuvo convicta entre las costillas de un hombre;
ni en las de ningún poeta.

Rosario Jerez
Lesbiana feminista

Última modificación Martes, 25 Febrero 2020 16:09
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