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“Nuevas formas de amar”

"Todas las construcciones que tenemos a nuestro alrededor, en cuanto al amor, son erróneas desde lógicas patriarcales"

Es febrero y no hay mariposas en mi vientre, aún son crisálidas. Intuyo que mi capacidad de sorprenderme persiste. Hoy me inquietan los lugares a los que volvemos luego de la hostilidad, sin embargo es más preocupante de quién se trata. Mecanismos de defensa tenemos todas y en una realidad de clichés, el amor está reinando, no existe una respuesta para esta catástrofe y en nuestro impulso de querer concretar el amor, nos hemos equivocado, una y otra vez.

Nuestro entorno siempre nos modifica, nos condiciona y ni hablar de lo interno. Dentro de este régimen, en donde nos someten hasta los sueños, es evidente que salir del experimento social es una imposibilidad, pero si no hay una respuesta, desmitificar el amor sí es una posibilidad para retomar el sueño -y cierto tipo de la paz interna- que podríamos extrañar.

Nos hemos atrevido a ver y asumir hacia otras realidades, culturas, prácticas, referentes y otras teorías, sin cuestionar ni transformar las ideas primarias, las del origen; las que nos conducen a querer estar con alguien y empezar a enunciar términos tan violentos y delicados como conquista y entrega, o a aislarnos en el deseo.

Insisto, no sé la respuesta y probablemente nunca la encuentre. En realidad no tengo la menor idea de cómo fue que nos atrevimos, o se atrevieron por nosotras, a pretender imponernos formas más violentas para relacionarnos y bien, someternos; tal vez, sin estar preparadas, una vez más cedimos y nos conformamos, es probable que de alguna forma me proyecte, también estoy segura que intento ser objetiva.

El feminismo llegó a mi vida con lecturas a los 17 y a mis casi 30, a diario evaluó los porqués de mi placer, de verme entre navajas hechas para cortar el corazón. También he hablado de esas altas expectativas, puestas en el otro o la otra, y a pesar de que alguien se encargara de decirme que las expectativas eran un asunto personal, una construcción personal, sé que es así, pero también podría ir a tatuarme sobre la carencia, y esa ni siquiera sería la punta del iceberg.

Las carencias conllevan a una búsqueda, ya saben, el complemento, la otra mitad, ese alguien que te gustaría ser y es que en muchas ocasiones caemos en el error de amar y construir desde esa perspectiva: “lo que nos falta”, y construimos sobre ese andamio en vez de aprender a amar y a relacionarnos desde quienes somos, o bien, desde lo que tenemos.

Todas las construcciones que tenemos a nuestro alrededor, en cuanto al amor, son erróneas desde lógicas patriarcales, en función de… por tanto, el paradigma que tenemos del amor es tan complejo y está configurado con el sistema dominante, nos condiciona desde muchos puntos, de lo cultural, social, político, el arte y hasta lo económico. Invade todo nuestro entorno y nuestro ser. Siempre lo he dicho, es tan concreto que “mueve el mundo” pero tan abstracto que no podemos llamar a la oficina para justificar una ausencia por mal de amores, y ¿cuántas veces nos vuelven a tirar el salvavidas del amor propio que también está construído sobre narrativas y un engranaje tan romántico como violento?

Hablar de nuevas formas tal vez esté a años luz de nuestras posibilidades, porque, por el momento, lo limitamos a pactos y a consensos, como si con eso fuera suficiente. El ruido que hace el calificativo “libre” después de “amor”, me provoca más miedo que aberración por la redundancia, nos muestra una postal mental de todo lo contrario a libertad ensamblado en las fotos del romance y no solo dentro de una dimensión hetero, sino también de un modelo heteronormado, rigiendo desde una dictadura. Nuestros amores diversos, de esa misma postal, la domesticación, un elemento más, atentando contra el adjetivo de libre, no quiero nombrarme “salvaje”, para hablar de domesticar, pasa que la soledad te dota de privilegios que no deberían autolesionarse cuando compartes tu piel o tus sentimientos con alguien.

No sé si es buena idea abrirse prematuramente a totalidad con tu pareja como dudo de que, asumirse dentro de dinámicas de casa, tenga entrada dentro de las “nuevas formas de amar.”

Simplemente el amor es libre y tal vez esa sería la única certeza del tema. Sin embargo, ¿cuántas veces nuestras relaciones sexoafectivas se configuran y se reinstalan simbólicamente dentro de mecanismos patriarcales como el control? O el sometimiento, o nuevas esclavitudes, la posesión, la degradación y el poder, la dependencia en nuestra convivencia con nuestros vínculos. O bien nos acomodamos en una zona confortable que no cuestiona, y de todas formas, nos vuelve a limitar en medio de toda la hostilidad, cuando realmente considero que es un asunto de compañía enriquecida de intimidad, ideas, objetivos y momentos compartidos sanamente, vivir un amor integro y sano tal vez deconstruído. Esa debería ser una posibilidad antes de someternos a la poliamoría, al menos en un país con una realidad-discurso como el nuestro, que nos vulnera una y otra vez. Esta dimensión debería estar a salvo, opino; sin defender el mito de la monogamia, solo hablo de sanidad, antes de caer en otra incoherencia sumada a todas las que ya nos pesan.

Rosario Jerez
Feminista

“No soporto vernos encariñadxs con lxs que nos rompen el corazón. Con quienes nos aman en el egoísmo de ser condicionales. Con quienes nos piden sacrificios por el bien de su felicidad. Qué me importa a dónde o con quién, sería suficiente con que no te hiciera llorar. No me interesa a quién queremos volver, me interesa que volvamos enterxs.”
Selassie Ajpu

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