- De amor y otras drogas
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Descubrir que hay más pitos que estrellas te reinicia la vida
Drama, drama... ¿Aguas con el drama? no, ese chico no vale la pena.
Amigas, seamos sinceras, ¿alguna vez han peleado por un hombre? Yo me declaro culpable y admito que sí. No sé, tal vez le debo echar la culpa a que crecí en los 1990 y con pura telenovela mexicana en la que siempre había dos mujeres disputándose el amor de un hombre que tenía dos nombres y apellido largo. No sé, tipo Luis Fernando de la Vega Montenegro. Agujetas de color de rosa, Corazón salvaje, La dueña, las Marías de Thalía y, por supuesto, Dos mujeres un camino, son algunos ejemplos. No importaba la trama, parecía que sin rivalidad femenina no había chiste.
Hace algunos años apareció en mi vida un galán telenovelesco, quien aunque en principio dio muchas señales de querer conmigo, al final se acabó “decidiendo” por alguien a quien llamaremos María. Como buena Soraya Montenegro, lo tomé mal, caí en el nada beneficioso juego de “¿qué tiene ella que no tenga yo?” y, claro, sentí como que me lo había quitado. También, a la primera oportunidad me lo di pensando que eso le daría algo de satisfacción a mi ego. Como toda historia tiene un chismoso, María se enteró y no me habló como en dos años.
No, María no era mi amiga, era una conocida y no era la única mujer en la vida del galán, quien no es precisamente un modelo de fidelidad. Aún así, sé que lo que hice estuvo mal, y no en plan católico de “Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”. Hace un tiempo, las circunstancias hicieron que María y yo tuviéramos que volver a convivir y descubrí algo que ya sabía antes que apareciera el galán: nos llevamos muy bien. ¿Por qué tuve que arruinarlo todo?
Un día, un amigo justo me hizo el chiste de “Que bien que estés en paz con María” y pues mi respuesta, que por cierto lo hizo reír mucho, fue un audio de: “Ya no vale la pena pelear por un hombre. Hay más pitos que estrellas”. Obvio esa ultima línea no me la inventé yo, sino que se la escuché decir a Furrr, mi podcaster favorita, en uno de sus programas. La verdad, fue como si ese día se hubiera empezado a caminar hacia la luz y mi “reencuentro” con María lo hubiera confirmado.
No es ningún secreto que a muchas mujeres, incluso a las de mi generación, nos vendieron eso de que las demás mujeres son competencia. Menos mal que siempre hay tiempo para recapacitar. Y pues sí, está bien que sean nuestra competencia para ver quién tiene mejores calificaciones, quien puede conseguir un buen puesto de trabajo o quien se compra un Lamborghini primero. ¿No es lo que los hombres llevan haciendo desde el principio de los tiempos? Pero pelear por ellos, ya no.
Lo de que hay más pitos que estrellas no aplica únicamente a dejar de pelear con otras mujeres a causa de un hombre. También es para aquellas que le siguen rogando a un fuckboy o a un ex; para aquellas que la están pasando mal en una relación pero tienen miedo a no encontrar alguien mejor; para aquellas que aceptan una relación abusiva solo porque el sexo es bueno; para aquellas que creen que deberían volver con alguien por los buenos recuerdos. No, amigas, hay muchos hombres en el mundo y la vida siempre nos enseña que ninguno merece nuestras lágrimas.