Parque

...

Los asientos que cuelgan del columpio se balancean con fuerza. Los niños que los impulsan, hacen su máximo esfuerzo, para que según ellos, lleguen hasta el cielo. Los otros niños. Los que arden en llamas meciéndose en esas butacas, se sujetan fuertemente de las cuerdas del balancín. No se puede saber si los gritos que salen de sus bocas son de emoción o de dolor. Pero ellos seguirán empujándolos hasta extinguir las llamas de sus cuerpos con tal de no escucharlos nunca más.

 

 

Última modificación Miércoles, 28 Agosto 2024 14:32
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