Promiscua Musical

Puedes huir, pero no tanto

Una noche de estas caminaba sola y bajo la brisa por una calle de otro país. ¿Miedo? No, lo que yo tenía era hambre y un poco de rabia por una mala decisión que había tomado esa semana. ¿Necesitaba más malas decisiones en mi vida?

Pensaba, como suelo hacer cuando me harto del presente, sino sería más fácil empezar de cero, en otro lugar, hasta con otro nombre. Pero claro, justo al lado mío se estacionó un taxista con ¿adivinan qué canción? HISTORIA DE TAXI, de Ricardo Arjona. Mejor me reí y ahora les cuento porqué.

Hace como cinco años me sucedió algo similar, o sea escuchar esa misma canción, cerca de un parque de la Ciudad de México, y hace como cuatro años la escena se repitió en Bogotá. Otra vez le pregunté a una colega dominicana si a ella le gustaban las bachatas de Romeo Santos y me dijo: “Claro que no, como seguro a ustedes les pasa con Arjona”. Parece que no importa dónde esté, el donsito siempre está.

La primera vez que vi y escuché a Arjona fue en los 1990, cuando antes del noticiero de la 1PM que mi abuelo esperaba religiosamente (Noti7), te echaban una rondita de videos musicales. Yo tendría como 8 años, pero en la noche ya andaba bien: “Las barras y las estrellas se adueñan de mi bandera y nuestra libertad no es otra cosa que una ramera”. Por supuesto, nadie en casa me corrigió.

Poco después ya me sabía de memoria Buenas noches don David, porque para mí era como una escena de telenovela que se volvía canción. Perdón, me gusta el drama. Mi educación “Arjoneana” continuó hasta que le pedí a mi mamá que me explicara Tu reputación, y me dijo que esa música no era “para niños”.

Por supuesto, lo seguí escuchando y viendo en videoclips del canal 7 y el 31, solo que ya no volví a pedir que me explicaran nada. La verdad es que era imposible no saber de Arjona si, como yo, estabas expuesta a la tele, a la radio o a la suscripción de Siglo XXI que llegaba a diario a mi casa. Creo que nunca fui fan, pero sabía 2 o 3 sencillos de cada disco y así.

Luego tuve una época en que lo aborrecí. Ya sabes, cuando estás en tu segundo o tercer año de universidad, te querés hacer intelectual y decís cosas como: “eso no es arte, copia a los verdaderos cantautores”. También me empezó a parecer abrumador el alboroto que generaba, aunque técnicamente eso no es su culpa.

Con el tiempo entendés que es como con Bad Bunny, Karol G y otros cantantes: que a vos no te guste su música tampoco significa que negués su fenómeno cultural. Porque el man ha hecho en el mundo, y en escenarios importantes, cosas que ningún otro guatemalteco. Like it or not.

Para mí hay cosas más discutibles que su música: como sus posturas políticas, o la falta de ellas, o que haga cosas como criticar el lenguaje inclusivo y la diversidad. Aunque bueno, lo más probable es que todos tengamos un tío que opine igual en las reuniones familiares. Y tal vez hasta en eso Arjona sea la prueba de que podés salir de Guate, pero Guate nunca sale de vos.

(0 Votos)

Deja un comentario

Asegúrate de ingresar todos los campos marcados con un asterisco (*). No se permite el ingreso de HTML.

  1. Lo más comentado
  2. Tendencias

El vacío que Mickey 17 nos obliga a ver

Una película que se debe ver una vez en la vida.

Por Gabriel Arana Fuentes

Vi la saga Final Destination 25 años des…

No es la gran cosa, pero entretiene.

Por Gabriel Arana Fuentes

INTENSIDAD...

...

Por Rubén Flores

next
prev