Julia Guzmán

Raza no mata raza (aunque no suena tan mal)

A veces pienso que estoy muy zafada de la cabeza. No es mi culpa, es la culpa de la familia... la raza, porque ellos son los que me vuelven loca. Sí, te hablo a ti, al tipo que me hizo llorar porque me hiciste pensar que tendré que invertir en tintes a una temprana edad. Yo creo que sería una persona relativamente normal sino me hicieran desbloquear esas crisis. Tengo que admitir que estaba en anticonceptivos y eso también me hacía sentir muy sensible pero eso ya son otros 20 pesos.

Las personas que me conocen saben que mi familia es todo para mí. Son el aire que respiro, es mi tema favorito para hablar y si en algún momento encuentro al amor de mi vida, solo espero que los aguante. Eso no quiere decir que a veces no diga -¡Demonios, quiero divorciarme de ellos!- pero ¿Qué persona normal que ama a su familia no lo piensa al menos una vez al mes?

He hablado sobre la raza en otras anécdotas y lo que pasa con esas historias es que suelo tratar que tengan un tiempo considerablemente largo en lo que salen a la luz y las conocen. A nadie le gusta que les saquen los trapitos al sol pero si es para entretenimiento, a mí me mata de la risa hacerlo. Y todo esto lo hago porque a pesar de que se supone que nadie de ellos con excepción a Elbix, mi abuela, saben que escribo y mucho menos saben los temas que toco. Pero de todos modos, siempre es genial protegerme y crear distancia para que no lo asocien tan fácilmente.

-¡Ja! me bañan en agua bendita y me contratan un exorcista para quitarme los demonios, si se llegan a enterar-

Les cuento esto porque siempre hay una excepción a la regla y esta vez contaré la historia a cómo pasa. Todo empezó con mi abuela que en este caso la llamaremos Marimar porque se crió en Monterrico, Santa Rosa. El caso es que Marimar quiso que hiciéramos un viaje en familia porque hace mucho que no lo hacemos. Cuando mi mamá me lo contó lo primero que le dije fue

¿pero es que acaso no nos acabamos de ver el sábado pasado?

Porque a mí parecer nos hemos visto mucho y no les miento, en semana santa los vi Tres veces seguidas y después de eso los vi cada sábado y mientras escribo esto, puedo escuchar a mi mamá planear con mi tía ir al cementerio a hacer día de picnic el sábado. Así que otra vez los voy a ver.

Breve aclaración, no es que seamos unos locos que nos gusta estar entre muertos, lo que pasa es que se volvió costumbre que cada vez que vamos a dejarle flores a mi papá lo hacemos un día de picnic, porque a mi papá le encantaba tener a toda la familia unida.

De vuelta a la historia original, la respuesta que me dio mi "amada madre" cuando le pregunté si no nos habíamos visto demasiado fue y cito:

“Lo que pasa es que tu Mamacoco dice que llevamos tiempo sin pasar tiempo juntos, cuando tu papá estaba nos subíamos a la camioneta (un microbús para 16 personas) y nos íbamos de viaje".

Hasta el momento no sé si lo dijo con la intención de apelar a mis sentimientos o si el cuento iba por ahí.

Que yo sepa, y perdonen mi sarcasmo escrito, pero no se puede hacer eso porque estamos en una pinche pandemia ¿no? Digo yo vaa… Porque si esto ya se acabó ¡qué ganas levantarme temprano para ir a la Universidad! Obviamente no le dije eso a mi mamá porque babosa no soy.

El caso es que el plan era viajar todos juntos a la playa y compartir en familia. 17 seres humanos respirando el mismo aire por tres días seguidos. Y tal vez ustedes piensen que soy una amargada o que puedo ser un poco ridícula por poner tantos “peros” al viaje y puede que tengan la razón sin embargo hay dos caras en la moneda y estos son mis motivos.

Al día de hoy, miércoles por la noche, todavía no tenemos una pinche casa donde quedarnos.

Y a mi si me dicen vamos a la playa es porque me están invitando, eso significa que ya está todo planeado para que yo solo pregunte, cuánto hay que pagar. Elbix me enseño que los planes los tienes que tener para ayer y si no hay organización no se hace ni una mierda. De cinco hermanos siento que solo mi mamá se ha preocupado por buscar una casa. Le pidieron a ella, una mamá viuda que trabaja de 7 a 4, que se encargue de comprar la comida para el fin de semana y que “luego” depositaban en su cuenta.

Puede que esté juzgando mal y al final consigan una casa bonita y me la pase bien. Pero mientras eso pasa estoy muy escéptica sobre lo que pueda pasar. ¿Y saben que es lo peor de todo? Cada vez que hacemos planes para nuestro núcleo familiar (mamá, hermana, abuela y yo) suele poner excusas. Pero cada vez que su familia, su raza, hace planes resulta que si tiene tiempo, porque a veces ellos solo hacen la idea y ella es la que organiza y reserva todo.

Cuando decidí escribir este gran texto, le pregunté a algunos amigos que canciones podían describir a sus familias. Algunas respuestas las quise poner en una playlist de spotify y otras me hicieron sentir agradecida de tener una familia fregona, porque al final de todo, se siente bien tener a alguien que siempre quiere pasar tiempo contigo y no se cansa de verte.

Al final las canciones no eran las suficientes cómo para crear esa playlist y entonces mientras escribía empecé a recordar a mi papá. Él era de esas personas a las que les encantaba tener gente en su casa y atenderlas. Mientras él vivía casi cada sábado, era sábado de parrilla y solo él podía tocar la carne.

De cierta manera se podría decir que él era el pegamento de la familia, utilizaba el microbús para que todos pudieran viajar cómodos y seguros. Solía comprar nuestros snacks favoritos para que todos mis primos, mi hermana y yo tuviéramos algo rico que golosear. Y siempre buscaba que sus dos hijas fueran sus copilotos de confianza y creaba una playlist para que pudiéramos escuchar su música y hacer coreografías en el camino, mientras los demás iban dormidos.

En vez de buscar a más personas que me dieran su definición cancionera, decidí crear una playlist con las canciones que me recuerdan los viajes con mi papá, porque siempre que me molestaba con la raza de mi mamá ahí estaba él para hacerme señas de que él se haría cargo después.

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