- Ciudad Bizarra
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Los cholos, fantasmas y miedos en el Call Center
Algo cambió en mí durante los últimos dos años debido a la estabilidad laboral que gozo. He ido a trabajar en pijama un par de veces, le hago ganas a la tradición de la industria de call centers, donde el código de vestuario es bastante relajado. Hablando precisamente de código de vestuario, llego a un tema que me no deja de preocuparme: el cholo y su estilo personal.
Mi parte más superficial, la del adagio serote “como te veo te trato”, tiene opiniones fuertes acerca del tipo de hombre (y mujer, también hay cholas) que elige ir a trabajar en hoodies o shorts -como si tuvieran que salir corriendo en cualquier momento-. Googleo un poco en la búsqueda de contexto, encuentro una tesis (Cholos: expresión – cultura - identidad) y un apartado específico, Vestimenta:
“El elemento que a simple vista muestra al cholo, lo constituye su vestimenta, la ropa es símbolo de identificación y exclusión; mecanismo de cohesión y rechazo. El simple vestuario los coloca "al margen de la ley", vestir cholo en más de un sentido es considerado delito, vestirse "bien firme" evidencia el reto”.
La otra parte, la más sensata, me recuerda que no debo temer al cholo. Los que me amenazaron en su momento, la chava que se drogó en el baño y pretendió hacerme lucir como un infiltradoi (porque yo llevaba meses monitoreando, como tarea de apoyo, la actividad de otros agentes, con tal de salvaguardar la productividad de la cuenta): ninguno era cholo.
Uno de ellos, acosador sexual y con cicatrices en el cráneo, logró recuperar mi tarjeta de acceso cuando la creía perdida. Explico: el chavo -a quien varias compañeras les escuché historias acerca de cómo les ofrecía sexo casual, sin mucha escuela que digamos- me la devolvió en uno de los baños de hombres. Un gesto inesperado, pero que agradecí.
No dejaré de sentir un flashback a mis referencias culturales, cuando me los topo en el edificio: Born in The East L.A., Training Day, “Skinny” Pete en Breaking Bad, Delinquent Habits y Cypress Hill. Es una mezcla de familiaridad y xenofobia. No soy un experto en tribus urbanas, y no deja de joderme la campaña de Godinez propuesta por Applebee’s, precisamente porque no termino de sentirle miedo a las tribus como tales.
Ni entre escritores me siento del todo cómodo. Todos tenemos nuestros trabajos de día o vocaciones reales. Algunos llegan a ser… hasta cholos.
i Así se da la corrupción en los trabajos: si no estás dispuestx a quedarte calladx, sos “el que pone el dedo”. Ya un antiguo agente de Emixtra (la Policía Municipal de Mixco), quien trabajó en el mismo call center hasta que fue despedido por dar positivo en una prueba de drogas, me había advertido: “Te has hecho de muchos enemigos aquí”. Un año atrás ya me había ganado mi primera amenaza de muerte ahí, cuando denuncié acoso sexual durante una jornada de capacitación.