¿Con la luz encendida o apagada?

En el mundo hay dos clases de personas: las que cogen con la luz encendida y la que cogen con la luz apagada. Sinceramente, espero que ustedes sean de los primeros, pero también comprendo que muchas veces es difícil amar a nuestro cuerpo “tal y como es” y mostrarlo a otra (s) persona (s).

Siempre he sido la menos delgada (jaja, ósea la más gorda) de mis grupos de amigas; así que naturalmente creí que era la única que había sentido inseguridad corporal durante sus primeros encuentros sexuales. En esto sí tengo que darle algo de crédito a los hombres que me hicieron sentir deseada y lograron que, poco a poco, fuera perdiendo el miedo. Perdón feminismo si te estoy fallando.

Como yo a todas mis amigas las veo preciosas, me extrañó cuando una de ellas me dijo que le daba pena que su nueva pareja la viera desnuda. Amiga, ¿por? Ya quisiera yo tener tu cuerpo. Le aseguré que, en esas ocasiones, la mente masculina no se andaba fijando en eso que, ella creía, eran imperfecciones. Menos mal que me hizo caso y hubo final feliz. O sea cogieron, no es que se hayan casado.



Yo misma les puedo enumerar mis imperfecciones: pancita, estrías y hasta unas marquitas de acné adolescente cerca de una chichi. Ajá, según los cánones de belleza yo debería estar recluida en un convento. En este caso, creo que funciona más apreciar lo bueno que tenemos, como unas piernas resistentes.

Confiar en nuestra apariencia durante el sexo es muy subjetivo, porque factores como las subidas y bajadas de peso o la maternidad cambian el cuerpo. No pongan todos sus huevos en esa canasta. Claro, sentirse cómoda no se logra de un día para otro, pero ejercicios como tomarse nudes o semi nudes para ustedes mismas, o para sus parejas, es una buena forma de empezar. Y ya, si les gusta háganse un Only Fans.

Hasta ahora he tenido la dicha de nunca toparme con una pareja que me diga que apaguemos la luz. La verdad es que sí me rompería un poco el corazón si lo hiciera, pero en todo caso le preguntaría porqué.

Recuerden que las inseguridades corporales no son exclusivas de las mujeres y algunos hombres no quieren ni quitarse la camisa, puros señores en piscina del IRTRA. Amigas, desnúdenlos y demuéstrenle que para ustedes su panza, sus vellos o la cicatriz de la apendicitis no es importante.

De vez en cuando todos deberíamos tener la confianza de un hombre blanco nudista promedio, de esos que salen en la televisión.