¿Soy una mala mujer si me gusta el reggaetón?

Con la música, toda tiene su momento y lugar.

Es increíble, pero en pleno 2022 aún está mal visto que te guste el reggaetón. Peor aún, todavía hay señores (y señoras) que aseguran que si una mujer canta una letra como “A mí me gustan más grandes, que no me quepa en la boca, los besos que quieran darme”, invita a que la acosen. ¿En qué siglo les dije que estamos?

Junto a los embajadores de la corrección política aparecieron los de la corrección musical. Ya saben, aquellos que creen que solo la música que a ellos les gusta es “buena”. El reggaetón es un género con muchos detractores, pero yo creo que la fórmula es sencilla: si no te gusta no lo escuches.

Una de las mejores cosas que me deja mi trabajo como periodista cultural es no cerrarme a ningún producto, ya sea musical, televisivo o cinematográfico. Todo tiene su momento y, aunque escribo mucho mejor mientras escucho Arcade Fire, no le voy a decir que no a un perreito si estoy en un bar con mis amistades (era precovid), o si quiero animarme mientras hago ejercicio. Aún así creo que nadie necesita justificarse por la música que escucha.

Como en el resto de la industria musical, en el reggaetón muchos espacios están dominados por hombres y sí, muchas de sus letras son misóginas y hablan de la mujer como objeto. No voy a meter las manos al fuego por nada ni nadie, pero juzgar a todo un género por algunas canciones no se me hace justo. Sobre todo, ahora que muchos artistas se esfuerzan por hablar de otros temas.

 

Volviendo a la música en general ¿no son muchas rancheras machistas?, ¿no hay más de una canción de AC/DC que habla de violar mujeres? Y pues yo no veo a los donsitos de playeras negras indignarse por eso. De nuevo, no justifico las letras misóginas del reggaetón, porque están muy mal, pero si van a cancelar, cancelen parejo.

Los detractores del reggaetón se olvidan de artistas como Ivy Queen, quien desde principios de los 2000 nos enseñó que querer bailar y querer sudar, no quería decir que para la cama vamos. Por otro lado, Karol G, Natti Natasha, Becky G y Anitta sí hablan de divertirse, de beber y de coger, pero no están diciendo mentiras porque ¡oh sorpresa! a las mujeres nos gusta hacer todo eso.

A algunos les preocupa la influencia que el reggaetón pueda tener sobre las nuevas generaciones, pero, de nuevo, son los padres y no la cultura pop quienes deben educar a los niños. En todo caso, para mí está mejor que estas mujeres nos hablen de querer nuestro propio dinero, carro y ropa de alta costura, y no como en los 1990 cuando todo era amor romántico.

Creo que en el fondo el problema con el reggaetón es sistémico y de clases. El género surgió en los barrios y en las clases “bajas”, y eso todavía le hace ruido a algunos. Como pasó con el rap, a muchos de estos artistas la música los salvó de las calles, de las drogas y de la pobreza, y para mí eso siempre será motivo de celebración.

 

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