Fíjese que…

El "fijese" o "fijate que" ya la considero una señal de alerta al momento de conocer a la gente.

El libro Lonely Planet Central America, en la sección de Guatemala, indica al turista que, entre los cientos de guatemaltequismos que existen, hay uno en especial que es el "Fíjese que" o "Notice that" en su traducción más rápida. Alerta al extranjero visitante que esta frase es la antesala de una excusa, problema o evasiva ante una situación o una solicitud.

No está demás recordar que más de algún diplomático me indicaba en mis años de reportero que en los mismos Travel Warnings de las maletas diplomáticas recibían indicaciones que, al momento de entablar una negociación o solicitar un informe a personal foráneo (gente guatemalteca que trabaja en embajadas, en pocas palabras) debían alertarse al momento de escuchar la típica frase: Fíjese que...

Después de muchas llamadas, varios procesos y casi con una maestría en trámites migratorios, legales y civiles, ya tengo preparado mi oído, mi cerebro y mi hígado al momento que escucho, de boca de los encargados de escritorio, cuando empiezan a decir: “Fíjese que el documento no venía firmado”, “fíjese que esto ya no es así” o “fíjese que yo no estoy a cargo”.

El "fíjese" también lo he oído de mi mecánico, una persona muy experta en su área. Siempre he dicho que hay que tener de amigo, o por lo menos sin ser amigo, un buen doctor, un buen contador y un buen mecánico… Y lo demás es ganancia de bendiciones. Eso sí, hasta mi mecánico me dice: “Fíjese don Pedro que el repuesto ya no lo venden... no sé si quiere que le ponga un genérico”. Él, por lo menos, brinda soluciones.

Eso no siempre es así acá en el trabajo. Yo pensaba que solo pasaba en el Gobierno, pero en la iniciativa privada también padecen de esto. "Fíjese doctora que lo quise hacer, pero no pude encender la computadora". Excusas tan estúpidas como esa -y otras peores- hacen que haya un reconocimiento a la paciencia ante tanto conformismo.

El "fijese" o "fijate que" ya la considero una señal de alerta al momento de conocer a la gente. Es como el clásico "un día de estos" o "a ver cuando nos juntamos". Ya he conocido a varias personas que flotan en su propio limbo de relaciones sociales. El peor de todos, y que lidera este limbo es un camarógrafo que llegó de visita al lugar donde trabajaba. Sin pena y con descaro me dijo: "Vos me deberías dar chance acá". Creo que no esperaba lo que le dije: "Claro, por supuesto. Mandame tu CV y yo te coloco acá". Los ojos se le iluminaron como árabe ambicioso diciéndome: Va, yo te lo mando.

Eso fue en el 2019... Nunca recibí un CV de él. Es más, nunca me pidió mi correo electrónico para mandarme el dichoso documento de su propio interés. Si lo vuelvo a ver y le pregunte si me lo iba a enviar -algo que no es mi obligación hacer ni sé porque debería de hacerlo-, seguro me dirá: “Fijate que no he tenido tiempo”.

No sé como terminar este artículo. ¿Con un consejo? No lo sé. A veces, uno presta más atención a lo que dice la gente y sus frases de cajón: "Ando en un proyecto", "Ahí, con mucho chance", "solo junto un dinerito y lo voy a comenzar”, “El próximo año me independizo y me pongo una empresita..." y un montón más. No sé si sea bueno darse cuenta de eso: Saber por anticipado que lo que dicen nunca, nunca, nunca se hará realidad.

Última modificación Domingo, 17 Marzo 2024 11:02
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