¿Ya se fueron?

Muchos no entienden lo mal que caen, ni siquiera con directas e indirectas.

Por donde vivo, había un predio que parecía abandonado con camiones y carros. Como por el último año de la pandemia se empezó a ver movimiento de tierras y todos esperábamos saber que iban a construir. Al final se construyó un supermercado y una cafetería con nombre de santo. 

Junto con la construcción se notaba también que arreglaban un portón viejo de una galera que estaba al lado. Antes de finalizar la construcción del centro comercial, ese portón viejo se convirtió en un portón moderno con muro de ladrillo, cámaras exteriores y entrada adoquinada. El dueño del predio hizo lo que todos hacen al ganar una buena suma de dinero: invertirlo en la casa… y en carros.

Antes, sus hijos tenían que pedir jalón. Hoy todos tienen carro. Y no cualquier carro: un carro marca Honda y otro BMW, que seguramente el lector se hará la idea de que tipo de ídolo automotríz tendrán los muchachos en su ideal. Eso sí, es fácil ver que sienten que los persigue alguien. Se bajan corriendo para abrir el portón, ver a todos lados y cerrarlo inmediatamente.

El dinero trajo opulencia y con ello, fiestas. No faltaron los cumpleaños no celebrados por la pandemia ni los cohetes de fin de año. Por tener un supermercado de 24 horas a un lado, tampoco faltó el alcohol…y obviamente, los amigos “incondicionales”.

Pero siempre llega uno en particular. No llega a horas comunes, sino a las 4, 6, 9 o 10 de la noche; cuando considero que la familia comienza a cenar o a descansar. Digo 4 de la tarde, porque es evidente que el sujeto no trabaja. También he dicho 10 porque ha llegado el colmo de llegar un domingo muy tarde.

El sujeto se oye escuchar. Solo él. En la tarde no se oye tanto por el pasar de los camiones y carros, pero en la noche o madrugada se escuchan sus penas: La chava no le hizo caso, se fue con otro, quiere hacer una empresa pero no tiene pisto, quiere hacer muchas cosas…

La visita se hace escuchar, pero no el anfitrión. Ambos se mantienen afuera de la casa. Creo que la última vez que lo pasaron adelante hizo que cambiaran de opinión por no irse a la hora adecuada. Por eso, por más que lo atienden afuera, el sujeto parece no entender que molesta. A veces sale la hermana como para hacer la pantomima que son amigos pero que ya están cansados de tener al sujeto-paciente en terapia de visita recurrente.

Llega una vez a la semana y en diferentes días. En una ocasión, lo vi y quise acercarme a él para decirle: señor, a usted no le van a dar dinero para sus proyectos o emprendimientos, por más que le llore. Pero me aguanté, pensé que no ayuda en nada hacerle ver a la gente sus frustraciones.

Ayer vi al señor, papá de los muchachos de esa casa, afuera en la banqueta. Me vio como queriendo platicar. Yo evadí su mirada como hacerle entender que no quería hablar con nadie después de aguantar al amigo de su hijo con su terapia nocturna. 

El señor se mantiene en la acera platicando con el guardia del centro comercial. Eso de hablar con otra persona ha de servirle a la gente. Lo malo es que no se los quitan de encima. 

Un compañero de oficina todos los días le cuenta sus problemas a mi compañera que se sienta detrás mío. La última vez contó -no porque le haya preguntado sino porque habla muy fuerte- que estaba pagando terapia, pero que no estaba sirviendo.

Ella, mi compañera, le dijo: un día venite a mi casa, la conoces y así platicamos.

Mala decisión, pensé yo al instante.

No le quise decir nada a ella, insisto en que no ayuda en nada hacerle ver a la gente sus frustraciones.

///

Última modificación Domingo, 17 Marzo 2024 11:00
(0 Votos)

Deja un comentario

Asegúrate de ingresar todos los campos marcados con un asterisco (*). No se permite el ingreso de HTML.

  1. Lo más comentado
  2. Tendencias

DETRÁS DEL MURO

0

Por Álvaro Sánchez

Playa

0

Por Rubén Flores

ELECTRIC HEAD

...

Por Dr. Gonzo / IA

NIN: Clavos de nueve pulgadas

Aquellos jóvenes inconformes e insatisfechos.

Por Álvaro Sánchez

Ese miércoles infernal presencié un mila…

Historias insólitas de ciudad.

Por Gabriel Arana Fuentes

22 AÑOS...

...

Por Rubén Flores

next
prev