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Presente
Me encuentro sumergido entre las sombras de cada pliegue de tu cuerpo.
LOCURA
A veces se me apuñusca la pasión por ti.
Quisiera expulsarla como el volcán lo hace
con esa corriente candente que devora
todo cuanto tiene a su paso.
A veces se me antoja comerte a besos
para aplacar un poco esta necesidad que tengo de ti.
Suscribirme a tus caricias,
atolondrarme con el ronroneo de tu caminar sereno,
descafeinado.
A veces son esos ingratos deseos
de abrazarte y poseerte entre mi piel,
momentáneamente,
los que me hacen tambalear
y decirte cuánto te adueñas de mis pensamientos.
Cómo decir te quiero sin llegar a encadenarte
(aunque quisiera),
cómo arrodillarme ante ti e idolatrarte
sin dejar de sentirte plenamente mujer.
Robarte un beso,
una mirada,
una caricia,
un trozo del perfume que me mata
y que penetra en mí cual cuchillo en la piel.
Y se me viene una imagen a la mente.
Yo abrazándote por la espalda.
Formando un lazo de sentimientos y carne.
Besando tu cuello, tu espalda;
sintiendo tus nalgas en mi cintura
y mis brazos devorando tu piel.
Sintiendo cómo sube nuestra temperatura
y cómo nos vamos fundiendo.
Y la ropa estorbando,
poniéndonos límites,
fronteras,
y mis labios pegados a tus oídos,
susurrándote palabras,
haciendo que el elixir que deseamos beber se añeje
y te haga delirar.
Sentir tus pies en los míos,
tus piernas ajustadas con las mías
y tu cabello arremolinado sobre mis hombros.
Quiero penetrarte y amarte,
hacerte mi religión,
mi locura.
QUIERO
Quiero treparme por tu cabello
y desparramar mis labios sobre tu piel.
hacerle un arcoíris a tu esencia de mujer
y regalarte mis manos impetuosas
para hacerte sucumbir.
Negocio una sonrisa con frases que anidan
desenfado y pasión
y me quedo a esperar
una caricia de tu paladar en mi boca,
cual desierto que quiere erigir un oasis.
Quiero treparme por tu cabello oscuro y largo,
detenerme donde tu cuerpo se divide elevando,
cual templos mayas,
cumbres de maíz.
Quiero que me envuelvas en las líneas de tu mano,
y que invadas mi serenidad
con tu melancólica mirada.
PRESENTE
La noche me concede el honor de descubrirte,
de atropellar tus sueños, de arropar tu piel, de consumir tu pasión.
Me encuentro sumergido entre las sombras de cada pliegue de tu cuerpo.
Estoy hambriento;
busco tu boca para beberte a sorbos, despacio, lentamente, sin prisas.
Tomo tus manos, veo tu ropa, me estorba,
pero la soporto unos minutos más porque te ves sensual,
increíblemente sensacional,
mágica.
Me siento un chiquillo en la montaña rusa, experimentando,
como si fuera la primera vez.
La emoción de apretarte contra mi esencia,
de apagar mi fuego con el tuyo,
de incendiar mi calma con tus miradas y palabras.
Me quedo en silencio.
Me miras, descubres que hay escenas que debemos completar.
Cabalgas sobre la llanura;
es fantástico verte así, desde otra perspectiva.
Suspiras,
ahogas tu cansancio con un beso interminable,
el mundo empieza a girar, la luna se nos cae encima,
el cielo nos abraza con su manto negro, y
nos ve con sus pequeños y lejanos ojos brillantes.
No hay futuro, solo presente.
Estás aquí, no puedo estar mejor.
Me regalas una sonrisa,
clavas un suspiro en mi corazón, en mi mente.
Me doblego.
Soy humano.
Imperfecto, tu dices lo contrario.
Bien. No discuto. Guardo mis palabras para después.
Renacen mis ilusiones.
Te acerco a mí.
Hago formas con mis dedos en tu vientre.
Tengo mis dudas.
Al norte, la locura;
al sur, el éxtasis.
Decido en segundos.
Haré un recorrido completo, un tour por toda tu geografía.
Y aunque te conozco,
siempre es como si nunca hubiera ocurrido, como si fuera la primera vez.
No dices nada.
Me dejas hacer.
Voy y vengo, camino, corro, vuelo.
Diferentes ritmos, insolentes sensaciones.
Vibras, tiemblas.
Un terremoto sacude tus entrañas. Me contagias.
La noche está llegando a su fin,
nos canta una canción para arrullar tus sueños, los míos.
Nos da serenidad.
El otro día es ya nuestro presente.
No cabe más.
Vamos paso a paso, sin creer que somos inmortales.