- De amor y otras drogas
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Quién lo diría, que se podría hacer el amor por telefonía
¿Coquetear? en tiempos de pandemia y a todas horas.
“Cuando regrese te quiero comer muchas veces”, me escribió B. una mañana de estas por Telegram. ¿Hay una mejor manera de despertarse? De momento no, así que sonreí y le respondí “Ah sí, ¿y qué más vas a hacerme cuando nos veamos?”. No compartiré el resto de la conversación, pero diré que ese día me levanté tan sedienta y radiante como solo una buena sesión de sexting puede dejarte.
En su canción Telepatía, que la verdad está muy sensualona, Kali Uchis habla de cómo aún a cientos de kilómetros uno puede conectarse con el objeto de su afecto. Como a mí eso de la telepatía aún no se me da, mas bien hago uso de la telefonía. Y aunque el sexting, las nudes o las llamadas nunca van a ser lo mismo, sí que ayudan cuando las variantes del Covid se adueñan de una nueva letra del alfabeto griego cada día.
Voy a empezar por confesar que a mí me encanta el sexting. No sé, siento que siempre se me ha dado mucho mejor escribir las cosas que decirlas. Como saben, el sexting no es para nada nuevo y de los SMS con límite de caracteres se pasó a las aplicaciones, como WhatsApp o Telegram, en las que podemos decir y enviar ¡de todo! Intercambiar mensajes de contenido sexual es un gran ejercicio que no solo nos despierta la imaginación, también nos hace ponernos creativos y desinhibirnos. Además, puede ser una gran herramienta de juego previo.
Como en todo el sexo, la primera regla para entrarle a las artes amatorias telefónicas es el consenso. Claro, no se trata de firmar un papel que le quite el romanticismo a la historia, sino de hacerlo con alguien a quien estás seguro de que le gustas. De verdad, yo no quiero recibir un “¿Cómo andas vestida?” de un artista a quien me tocó entrevistar una vez por trabajo; o peor, una dick pic (foto de pene) de un tipo equis en Instagram. Hombres, solo no lo hagan.
Una de las preocupaciones en torno al sexting es que todo lo que digas o muestres podría caer en malas manos. De preferencia, no sexteen con gente a la que no conocen lo suficiente o que solo conocen por medio de una app de citas. El catfish is a thing, amigas. Así que al menos asegúrense de saber dónde localizarlos para ir a partirles la cara en caso filtren algo suyo.
También vale la pena protegerse con apps de mensajería más seguras. Por ejemplo, Telegram tiene opciones de chats secretos, de enviar mensajes que se autodestruyen en cierta cantidad de segundos o minutos, o de avisarte si alguien quiere hacerle captura de pantalla a un mensaje. Esto resulta especialmente útil para las nudes o los videos. Aunque bueno, la regla de oro es que nunca muestres la cara o algo con lo que sea fácil identificarte (como un tatuaje).
Para mí el combo perfecto para hacer el amor por telefonía es el que une buenos textos con buenas imágenes. Me parece super sano poder compartir nuestros deseos y aquello que nos calienta con alguien más. Tantea el terreno, observa cómo la otra persona responde a tu juego y compártele cómo te hace sentir, porque de seguro para él también será excitante saberlo. Y recuerda: no se necesita ser un gran redactor ni un gran fotógrafo para entrarle al sexting, pero la ortografía y la buena luz siempre son sexys.