SOLEDAD...
"El entierro del conde de Orgaz" de El Greco

SOLEDAD...

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LIBERTAD...

Firmaron un papel que decía que rompían su relación de súbditos de España. No era una libertad de todos, era de un grupo de colonizadores que estaban cansados de darle su dinero a la monarquía.

Pero ese papel solo los incluía a ellos, porque el resto solo se benefició en su mente, fue una ilusión. 

Desde la imposición de una doctrina creyente, hasta de las vestimentas eran parte de las consignas que se juraron mantener. Hay que reconocer que han cumplido a rajatabla sus preceptos independentistas.

Quizá hoy, por inercia, especialmente, no pueden cercar a la población, pero tienen sus métodos. Pobreza, analfabetismo de varios niveles, intimidación y circo son algunos de sus recursos para seguir manteniendo el feudo de unos pocos. Es la patria de criollo. Así de simple.

La tiranía continúa, vestida de muchas maneras. La independencia es una fecha en la que ser patriota es salir a marchar, como en aquellas épocas de militarización. Son esos los resabios incrustados en la mente.

La libertad es no solo vestirse y desfilar, gritar "libertad" y padecer carencias de todo tipo. La libertad es poder hacer y vivir bien en cualquier expresión que uno tenga. 

Libertad no es sobrevivir para que los señores feudales vivan como reyes.

 

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SOLEDAD...

Tenía aún siete hermanos vivos. De cuando en vez se platicaban y se contaban alguna anécdota para humanizar la llamada telefónica o el mensaje de texto. Eso era lo más cerca que estaban.

Era difícil reunirse. Por trabajo, porque en la agenda de todos había siempre algo más importante que hacer, aunque eso fuera solo ver televisión acostado en el sillón.

Claro, las exigencias de la vida y las deudas hacían complicado verse cada poco. 

Una enfermedad era una cosa más de todas las que pasaban y, pues, era normal. 

Tendido en la cama, sin poder servirse un vaso de agua, se fue consumiendo, con la lentitud de un caracol, y la agonía se acentuaba como una cicatriz que pronto sería una herida imborrable.

Llegó el día fatídico. Su voz ya no se escuchó más, sus ojos decidieron cerrarse, su mente se esfumó y su esencia escapó de su maltrecho cuerpo.

De todos los lugares, incluso los más distantes, llegaron familiares, que tomaron un suéter, una ropa extra y salieron apresurados para llegar y llorarlo.

Se llenó la casa de gente querida pero lejana. En el medio de un saloncito que fue alguna vez su sala, una caja de madera color vino tinto. Flores por acá, por allá.

Llantos y recuerdos. Todos reunidos para verlo, aunque él ya no pudiera abrazarlos, platicar, oír, sentir, reír. 

Solo, como siempre, aunque ahora sin ser consciente de esa soledad, mientras sus seres queridos se prometían no alejarse, reunirse más seguido y mantenerse más en contacto, algo que todos muy en el fondo sabían que no iba a pasar.

 

Última modificación Lunes, 16 Septiembre 2024 18:10
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