SONRISA...
Adaptación digital de "El cuarto estado" de Giuseppe Pellizza da Volpedo (1901)

SONRISA...

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SONRISA...

Escuchó a la jueza, así, con a. Sonrió. El eco de su burla alcanzó a todo el país. El tipo se había aprovechado de su puesto de funcionario y robado miles de miles. Se llenó los bolsillos. Viajó y luego de que lo atraparon, ese montón de pisto lo usó para comprar la justicia.

No era el primero en hacerlo y tampoco será el último. Lamentablemente. De esa calaña estamos rodeados. Ya sea en el gobierno o en otros ámbitos menos mediáticos, donde la ambición no tiene límite y no se sacia con nada.

Ahí estamos nosotros viendo cómo estos perversos se llenan de riqueza a costa de la pobreza de millones que no tienen para comer, aunque los pseudo expertos digan que con Q28 diarios comemos cualquiera de los guatemaltecos.

Se dicen perseguidos políticos, pero ese discurso solo esconde su hipocresía. Todo pasa, solo el dinero queda y se utiliza para comprar resoluciones judiciales.

Justicia dicen unos. Hijos de pu... decimos otros.

 

INCLEMENTE...

Viajé por tu cabello. En esa autopista de mechones maravillosos me perdí y encontré.

Viajé por tus labios. En ese remanso con sabor a sandía con chocolate. Uf, así de loco me tienes.

Viajé por tu vientre. Hallé, en esa laguna de fantasía, las sensaciones poderosas de tu esencia de hembra y tus cosquillas para desequilibrar tu ser.

Viajé por tus piernas. Canopy de pasión y lujuria, en extremo emocionante. La adrenalina en ebullición, la locura sin camisa de fuerza.

Te besé, completa. Sin nada que quedara pendiente. Solo sentía tus manos apretando mi piel, dejando tatuajes del frenesí experimentado. 

Maravillosa. Diosa. Mujer. Inclemente.







 

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