INDECENCIA...

No, no es el país el que les importa. Son sus negocios sucios para agenciarse de mucho más dinero, pero por sobre todo, de más poder.

Ejercen su poder por medio de instituciones que tienen la capacidad de coerción e intimidación. 

No son nacionalistas, son asquerosos personajes que crecen a costa de aplastar al enorme resto o de imponer sus caprichos de señores feudales en pleno siglo 21.

No les importa esta o aquella ideología. ¿Por qué? Pues, porque cualquiera que pareciera existir, no lo es más desde hace mucho, en especial, en términos de dinero, negocios y poder. 

Las ideologías ya son obsoletas. En especial las radicales. Este país se consume en medio de una batalla entre un grupo histórico que añade cómplices a base de sobornos y que lanza un discurso que esconde sus verdaderas intenciones: mantener el statu quo. En otras palabras, hacernos creer que protegen las libertades de todos, pero esto no es así.

Protegen su dinero, sus fincas, sus sistemas esclavizadores. Y entonces, a quien piensa diferente, lo machacan intimidándolo con una dizque institución autónoma y respetuosa del estado de Derecho. Así de irónico...

Nadie dice nada. El temor hace pensar que es mejor no decir nada, seguir con la cabeza agachada, casi invisibles, porque los golpes que dan, hacen claro el mensaje ('si podemos con estos que se dicen fuertes en lo mediático, otro, con el nivel de cualquiera, puede ser tratado de igual o peor manera').

No es el país al que defienden, ni la sana institucionalidad. Si fuera así, enfocarían sus fuerzas en buscar puntos de consenso y de cómo hacer avanzar al país, de que la gente común y corriente tenga mejores condiciones, más oportunidades, así se detendría el éxodo hacia el gigante del Norte, entre otras cosas.

No les importa el país. Su mentalidad es la misma de cuando se apartaron del reino español. No fue por la gente, ni por el bienestar general. Fue simple y sencillamente porque el dinero y riquezas que alcanzaban a tener no las querían entregar a nadie más que no fueran ellos. 

No les importa el país, sino vender una falsa imagen de desarrollo, de que la gente se sienta conforme con las migajas, no solo de una ilusión de libertad, paz, soberanía, aunque la decadencia impere.

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LOCURA...

Se me cruzó tu mirada. Fue un huracán arrasando con mi calma.

Se me cruzó tu sonrisa. Fue como un guiño a la eternidad.

Se me cruzó tu cabello. Fue como una invitación a cabalgar en miles de emociones.

Estás, siempre estás. No logro escapar de tu imagen, intensa, apasionada, mágica.

Me dominas. Entregaría la vida, como el príncipe o el jugador de aquellas novelas de Dostoievski, por ti, pese a tu bello cinismo, a ese desprecio que escondes en tus agraciados movimientos, en tu caminar de modelo de alto nivel. 

Me dominas. Y tú, sigues como siempre, sin verme.