Una de mil maneras

Me quedo con la inquebrantable certeza de que nadie es un santo...

MUNDO PERFECTO

El televisor estaba encendido desde las nueve de la noche. A las once, 120 minutos después, aquella imagen romántica forjada en su mente se había convertido en un golpe seco, certero, letal, al orgullo, a la fe, a los sueños. Del sur mandaron cinco dardos demoledores que aplacaron su creencia, su fantasía.

Pero faltaba uno, también del sur. En ese momento bajó de las nubes y descubrió que la vida es difícil y el futbol para los que saben.

Al otro día revisó los periódicos, leyó las crónicas, vio las fotos, escuchó los comentarios, se terminó de hundir en el fango de la inclemente soledad, cuando la razón de ser de la número 12 se esfuma como agua entre los dedos. Cerró los ojos un momento y se dio cuenta de que no todo era malo. Que el nuevo dueño del país comulgaba con líderes renuentes al futuro, al desarrollo, que los afamados e incomprendidos padres de la patria buscaban llenar con sus adeptos todos los puestos posibles, con afán de pagar miles de deudas políticas, que el encargado de investigar los hechos delictivos apenas logra el 0.6% de condenas, que el mandamás del palacio edil gana un platal y vende la idea de que “tú” lo eres todo.

Se tomó unos segundos, respiró profundo. Hasta ahí todo bien. No había nada raro, nada increíble. Claro, así funciona el país de la eterna primavera. Volvió a recordar... ¡pu...! ¡Cinco! ¡Cinco! ¡Cinco!

Unos días después, empezó a darse cuenta de que nunca, en sus 15 años de trabajo, había ido al monstruo que se traga una parte de su sueldo en beneficio de la seguridad social. Quizá unos Q15 mil donados a este gigante en ese tiempo... No, tal vez más. Bueno, así es esto. Y qué decir de los niños que no tienen su refacción adecuada durante sus horas de estudio, o el terrible combo de materias inservibles en nuestro sistema educativo. De pronto se acordó que donde estudia su hija, en esta parte de la existencia y devenir de la tecnología y del mundo, le exigen que curse la mecanografía... Bueno, ellos son los que saben.

¡Naaa! Cierra el periódico y sueña. Aquellos cinco fueron nuestros sobre los otros, el baile lo dimos nosotros. Lo demás que se vaya a...

UNA CANCIÓN

Quisiera tener el descaro de Sabina para decir que me fascina ver cambiar de acera tus caderas, y que nos dieron la una, las dos y las tres borrachos de placer. Todo un caradura, como para esperar un beso por mejilla, y quizá, una bondadosa regalía.

O reinventarme entre el espíritu altivo de un Rodríguez amarrado a ti, perdidamente enloquecido, ciego pese a tu desamor, para desear que el otoño pase de largo, que evite tu piel, tu cuerpo, para que el hielo no se haga vigente, deseando no amarte como lo hago, y el diluvio de sentimientos furtivos para no querer hacerle daño a terceros, como dice un tal Arjona, soñando con no transgredir las normas, siendo un guerrillero de la cama, un revolucionario del deseo, un fantasma detrás de tu cuello.

Aflora la humedad bajo las sábanas cuando la distancia es nuestra, cuando no estás cerca, cuando debo pensar en olvidarte, así nada más, como le duele a Aute la no presencia en aquellas noches de insomnio, vacías de piel, llenas de oscuridad, de silencio letal.

Las letras hechas caricias; las palabras, música para tus oídos, ilusión añejada como el vino en los barriles, para debilitar tu raciocinio, despertar tus miles de sensores, para que enciendas la hoguera, para que escribas tu propia historia de hadas, de aquellas mágicas pociones, de príncipes de colores, de amores que no mueren, de iracundos sentimientos desbordados como un río adolescente, hambriento de lujuria, atormentado, sin freno, cayendo en el abismo, volando.

Desnudo como Milanés, ante aquella eternamente Yolanda, que imagino fue quien, en todo caso, provocó la presencia de la otra historia inmortalizada en un breve espacio, con silueta incluida y olores que se niegan a ser olvidados.

Y aquí estoy yo, reinventándome como un acorde, como una frase, con aquellas que me gustan, que me atormentan, que me hacen un bohemio empedernido.

UNA DE MIL MANERAS

Me quedo con la letra que florece, que enamora, la creatividad para crear música al ritmo de la tinta impresa en el papel. Cada quien con lo suyo, con sus ideales, sueños, fantasmas y demonios. Con su verdad en todo caso. Su estilo fue un dardo al corazón, a la razón. Un solitario que luchó a su manera. Me quedo con la inquebrantable certeza de que nadie es un santo, de que la naturaleza misma nos hace imperfectos, con los errores chorreando, como chorrean los millones en los ladrones de cuello blanco, los intocables.

Me quedo con aquella Vilma de ya hace tantas lunas, meses, años, historias y llantos... “Saliste del barranco, de tu barranco, Vilma, y yo te vi a miles de kilómetros de distancia,
viviendo tú casi a mi lado, casi en la luna de enfrente (...) Sentí vergüenza, Vilma, sentí odio; me pareció absurda mi televisión a colores”, que pintaba un dolor quese siente cuando las opciones, como ahora, siguen siendo nulas para muchos.

Pero también sacude el alma aquel Ya sabés, el adiós golpeando de una de sus mil maneras, la búsqueda de la soledad necesaria... “Me tenía que ir, ya sabés, yo tengo mis propias alas, y así como hay gaviotas que se alejan del mar cuando en la luna divisan un pequeño resplandor, así me alejo de vos”.

Así nos vamos todos, por alguna razón, por amor o desamor, por odio o indiferencia. O porque simplemente nos da la gana.

Nos quedan las letras, palabras que desangran al que las escribe, y provocan a los que las leen. Que desnudan, que abren las puertas de par en par, que hacen pública la dolorosa manera de ver lo que se mira... como el A veces callo cual canto a la nostalgia, a la frustración, a la queja sin grito, a la desazón... “Sí, a veces callo. Me canso de mi propia voz y de mis letras, me convierto en un refugio de soledades. En un viejo baúl de recuerdos, del que a veces, sin querer, escapa un suspiro, un sueño (...) Y me veo como soy; solo y pequeño, sujetando el tiempo con las manos, siendo agua, fuego, mineral y viento, agotando mi escasa provisión de verdades y de sueños”. Hasta pronto Hugo, gracias por esos trozos de pasión desenfrenada.

Última modificación Domingo, 17 Marzo 2024 11:21
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