Canciones que no deberían tener fin

Comienzan las recomendaciones de 2022.

Es curioso pensar en un nuevo año y en las condiciones por las cuales seguimos. Si me lo preguntan, siento extraño pensar que tan solo en un par de meses llegaremos a 2 años de seguir lidiando con una pandemia. Entiendo que la gente ya este harta de ese tema. Yo lo estoy también.

Pero durante este tiempo en el que aún limito mis actividades, he tratado de retomar muchas cosas, y de volverle a poner atención a otras más, de esas que uno suele dar por sentado. No hace mucho volví a ver ROADRUNNER: A Film About Anthony Bourdain y mientras lo revisitaba volví a caer en la cuenta de que en el film, como parte del soundtrack, estaba una de las canciones instrumentales más hermosas que he escuchado en mi vida. Les hablo de la obra maestra del músico inglés Brian Eno que lleva por título THE BIG SHIP.

Escucharla en el contexto de la película me recordó lo mucho que amo esta canción. Es un poco complicado explicar del todo las sensaciones que uno experimenta al escuchar una melodía, esa que es capaz de remover las más profundas sensaciones guardadas, las que habitan los rincones oscuros del corazón, en cada uno de nosotros. La canción de que les hablo pertenece al álbum ANOTHER GREEN WORLD.

La primera vez que la escuche fue en el film ME AND EARL AND THE DYING GIRL y luego otra vez en THE END OF THE TOUR. No sé cómo les sucede a ustedes, pero esa vez, al escucharla en determinada escena de la película algo se revolvió adentro de mí e inmediatamente tenía que saber de quién era esa canción. Por supuesto que sabía del trabajo de Eno, pero desconocía esta melodía. Luego de ese momento, puedo jurarles que la he escuchado miles de veces en mi vida, pero jamás me canso de ella.

Esta canción tiene la capacidad de llenar a cualquiera de serenidad, melancolía, consuelo y esperanza. Las notas evocan una forma de soledad hermosa, pero debajo de todo ello, hay algo tan inequívocamente cálido y humano que, al menos a mí, siempre me hace sentir en paz conmigo mismo y con el mundo, sin importar lo miserable que me sienta, y eso me suele pasar bastante seguido gracias a muchas cosas.

¿Por qué hablo de esta canción para la primera columna de este nuevo año? Bueno, creo que se debe a que ese 31 de diciembre de 2021, mientras las luces de los fuegos pirotécnicos iluminaban el cielo, pensaba en que esas luces, a nuestra manera de ver las cosas -tal vez bastante ingenua- creo que para muchas personas representan la esperanza de poder seguir adelante con sus vidas. De negarse a pensar en que todo está perdido y de que de nuevo toca aspirar de nuevo una bocanada de aire y comenzar de cero.

Yo lo pensaba en esos momentos. Meditaba en cómo diablos voy hacerle de nuevo este año con todos los retos que me trae. Pero aún con todos esos dilemas retorciéndose en mi cabeza, agradecí en silencio a todas esas personas que seguían iluminando el firmamento oscuro, porque sin saberlo, también alegraban mi noche de año nuevo con sus fuegos pirotécnicos.
Lo único que lamente fue no tener en ese momento un par de audífonos para poder escuchar The Big Ship de Eno, y darle a esa noche una especie de banda sonora al ser humano que somos, con toda la alegría y el dolor que estamos viviendo, y que seguiremos experimentando hasta el fin de nuestros días. A pesar de eso, nunca es demasiado tarde para darle play las veces que sea necesario. ¡Feliz 2022 para todos!

Para Escuchar: The big Ship- Brian Eno

 

 

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