
- Burbuja Pop
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Kengan Ashura es el puñetazo que necesita tu espíritu
Este animé es un carnaval de puñetazos y patadas. En esta arena ves quebrar costillas como si fueran ramas, sangrar litros de sangre y todo ocurre en cámara lenta y sin límite de tiempo. Más que un anime promedio; ves el eco de todas tus frustraciones hechas carne. Aquí, las corporaciones no resuelven sus problemas con palabras. Aquí las peleas son la moneda de cambio. Y, seamos honestos, ¿quién no ha querido eso alguna vez? En tu oficina están jode y jode tus jefes, pues les llevás al mítico Ohma Tokita y lo soltás en la oficina, verás cómo esos problemas se solucionan rápido, una manada a la vez.
Pero, no es solo la fantasía de ver un encuentro de titanes en el que ninguno cae. No, lo que realmente importa es lo que Kengan Ashura nos recuerda: la vida siempre te va a dar una patada en el estómago y luego, reirá de tu dolor. Somos de una generación que creció en un mundo que nos enseñó a aguantar. ¿Tenés problemas con el abusador de la clase? Resolvelo o soportá, no te rindás. Pero, de adultos, te das cuenta de que no siempre podés, hay consecuencias que te joden la vida. No puedes quebrarle la mandíbula al jefe abusivo. No podés quebrar el sistema con tus manos desnudas. Pero sí te podés proyectar en esta serie.
Además, en la serie está Yamashita, el personaje bufón que nos salva y educa. Un tipo que, al igual que más de algún espectador, renunció a sus sueños, a sus ilusiones, hasta que fue arrastrado a un mundo de golpes. Un hombre que miró su propio fracaso en el espejo y decidió que tal vez, solo tal vez, todavía no era demasiado tarde. Él no es Ohma, nunca lo será. Pero eso no importa, porque tampoco nosotros. En Kengan Ashura, el torneo de aniquilación, él será quien acompañe a Ohma en sus peleas como fiel compañero, nos da un espacio para proyectarnos, para golpear sin consecuencias, para sangrar sin morir.
Ojalá en la vida real tuviéramos estas reglas. En la pantalla, Ohma puede reventarse huesos y levantarse como si nada, despertar su poder interno y con una técnica secreta salvar el día. Pero fuera de esa fantasía, todo golpe deja marca, eso sí lo dejan en claro. Y aunque el boxeo me encanta, ver a dos humanos destrozarse por entretenimiento es otra cosa. El anime nos da algo que el mundo no: un escape. Una catarsis. En este universo, no tenés que preocuparte por las fracturas, las consecuencias, o las reglas de la ética.
Kengan Ashura no es un espejo perfecto, pero refleja algo profundo: siempre habrá alguien más fuerte, siempre habrá un golpe que no esperas. Pero eso no significa que tienes que rendirte. Ahí está la belleza de la serie. No te miente, no te vende finales felices ni filosofías baratas. Solo te dice que resistás, nada es para siempre. La vida es un ring inmenso, hay que estar atento.
¿De qué va?
Kengan Ashura ocurre en un mundo donde las disputas empresariales se resuelven a través de combates con luchadores de todo tipo de artes marciales. Acá no hay cabildeo ni diplomacia, las empresas poderosas contratan luchadores que los representan en peleas cuerpo a cuerpo, y el ganador decide el resultado de los acuerdos comerciales: que corra la sangre que tenga y que muera quien muera. En ese entorno conocemos a Ohma Tokita , un luchador que se une a las peleas de Kengan, junto con su representante Kazuo Yamashita. Ambos son el personaje principal, se complementan: uno es el hombre fracasado que nunca luchó por sus sueños y el otro es casi un paria social que no tiene vínculos con nadie y que solo sabe pelear. Ambos se acompañarán en este duelo de aniquilación.
Lo bueno, lo malo y lo feo
- La animación de las peleas te atrapan, llegás a sentir el dolor de los golpes de lo mejor del año, pero en la escenas no violentas la calidad se desploma. Al momento de los flashback mantienen la animación retro de poco detalle, que le da otra textura a las subhistorias.
- Aunque la animación mejoró respecto a la primera temporada la historia perdió profundidad.
- El enfrentamiento entre Hatsumi y Kanoh es uno de los momentos destacados, pero el resultado de cada enfrentamiento es incierto, manejan bien la tensión.
- Gana la acción sobre el contenido y es una pena ya que esta sería la culminación de la historia.
- El doblaje mantiene la calidad y es un gran trabajo aunque a veces meten bromas demasiado mexicanas que son innecesarias (es un cáncer del doblaje mexicano). Destaco la voz de Erick Selim como el narrador, escucharlo es un deleite. Carlos Segundo como Yamashita suena mejor que la voz original. Podría seguir así con todas las voces.
- El problema de tener tantos personajes es que no podés desarrollarlos todos y te quedás con muchas dudas.
- El final de la historia era obvio aunque en el fondo quería que fuera otro. Acá la revelación: la única manera de que Ohma viviera es romper las reglas de su propio universo. Nos guste o no, tenía que morir, y el hecho de que perdiera hizo que respetara al creador de la serie.
- Todas las peleas se disfrutan y no duran demasiado, no se siente alargada la confrontación.
- En la primera temporada hubo algo de profundidad en las motivaciones de los personajes principales, pero fue lo suficiente para engancharte. Acá, no tanto, en eso quedaron en deuda, pero lo poco que dieron, fue disfrutable.
- Habrá quien diga que apresuraron el torneo, incluso la temporada, pero ahora con la sobreoferta de entretenimiento, es algo que se entiende como una tendencia en boga.
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