¿Hacer el amor con otro? Sí, sí, sí

Tal vez el verdadero titular de esta columna debería ser “¿Se puede coger con alguien mientras amas a otro?”. Sin embargo, cada paso de mi existencia está guiado por la cultura pop y necesité hacer una referencia a esa canción de Alejandra Guzmán porque, ni en mi infancia ni en mi vida adulta, la puedo entender muy bien. Según yo, sí puedes amar a alguien, pero cogerte a otro u otros.

Creo que fue durante mi virginal adolescencia que empecé a darme cuenta que el cuerpo y el corazón pueden tratarse como asuntos distintos. Yo tenía 16 años y, por un lado, tenía un crush de lo más cursi con uno de mis amigos (A) y, por el otro, a un compañerito de clase con el que siempre coqueteábamos y hablábamos “de sexo” (B), porque adolescentes calientes después de todo. En esa época, soñaba y hacía de todo para que A se fijara en mí, me pidiera ser su novia y, eventualmente, la madre de sus hijos (ja,ja); aunque eso no evitó que un día, mientras hacíamos una tarea, B y yo fajáramos. ¿Qué pasó después? Pues ni dejó de gustarme A, ni me enamoré de B.

Esta anécdota adolescente se ha repetido ocasionalmente desde que empecé mi vida sexual. Claro, no voy a negar que acostarse con alguien de quien estás realmente enamorada es muy especial, y hasta llegas a ver “estrellas de color rosa” como dice la Ale Guzmán en su canción. Sin embargo, nunca nos dicen qué pasa cuando por más que te guste alguien o por más enamorada que estés, las cosas en la cama no van bien, o simplemente no hay o se perdió la química. Allí es cuando separar corazón y cuerpo se vuelve complicado, porque, en caso no haya arreglo posible, ¿a cuál de los dos estamos dispuestos a renunciar?

También es común que cuando rompemos con alguien a quien amábamos, no queramos saber nada del resto del mundo. Pero tranquilos, eso pasará y tarde o temprano volveremos a tener ganas de enamorarnos o solo de volver a coger. Es allí cuando aparecen los one night stands (sexo de una sola noche) o las relaciones de rebote, con las que de alguna forma “sustituimos” nuestro romance anterior. Para mí, estas son la mayor prueba de que se puede tener sentimientos por alguien (tu ex) pero coger con alguien distinto. Además, sin presiones, sin mucho corazón, estas relaciones “ocasionales” son una gran oportunidad para experimentar con nuestro deseo y nuestra sexualidad.

En el aire se queda también una pregunta que, aunque recurrente, pocos se atreven a hacer públicamente: ¿Se puede estar en una relación con alguien a quien amamos y, al mismo tiempo, tener sexo con otro u otros? Pues según yo sí, porque es lo que hombres nos han dicho durante siglos para justificar sus infidelidades. No, ya en serio, yo creo que sí es posible y gracias a ese termino llamado “relaciones abiertas” ahora todos podemos hacerlo sin necesidad de engañar o de que alguien más salga herido.

Si bien no voy a ahondar en lo de las relaciones abiertas, porque puede ser material para otra columna, sí quiero decir que pueden ser una herramienta para tener lo mejor de los dos mundos: amor y sexo. Esto en el caso de que tu relación monógama ya no te satisfaga o simplemente quieras tener otra clase de experiencias. Pero claro, las relaciones abiertas no son para todos. Hay personas que solo no se pueden imaginar a su “ser amado” con alguien más, y pues el chiste es que ninguno lo pase mal.

De vuelta al hit noventero de la Guzmán, durante mi infancia había alguien de mi familia que siempre lo ponía durante los cumpleaños y celebraciones, y cantaba a todo pulmón “Hacer el amor con otro, es como no hacer nada”. Si lo vemos desde otro punto de vista, la canción tiene algo de razón: “Hacer el amor” implica muchísimas cosas más allá del sexo, y coger, por el simple hecho de coger, “es como no hacer nada”, pero con orgasmos.