Insolencia...
Una calle de Guate, arte digital, Gabriel Arana

Insolencia...

Lacayos siempre hay, y ahora se escudan tras las cuentas falsas de las redes sociales.

INSOLENCIA...

Sacudiste tu cabello recién bañado y secaste tu piel de vainilla. Miraste la tele y se te descompuso el gesto porque los golpistas seguían maquinando muchas maneras de no aceptar que el voto de la mayoría había crucificado a varios ultras (fascistas disfrazados) del oscuro grupo del país.

Investigaciones contra el partido ganador, contra los fiscales, contra el sistema informático; luego, contra los togados del órgano electoral. Cualquier pretexto era aprovechado por los obtusos que quieren seguir manteniendonos en la epoca de la inquisición al país.

Lacayos siempre hay, y ahora se escudan tras las cuentas falsas de las redes sociales, donde se prostituyó la libre emisión del pensamiento.

Los obtusos, recalcitrantes y fascistas, tiranos, dictadores que quieren instaurar a huevo su "democracia", sin injerencia extranjera dicen, pero al mismo tiempo extendiendo la mano para recibir beneficios económicos y financieros de los países amigos.

Tras ver con asco a esos que dicen ser los de la tele nacional, terminó de vestirse; falda negra ajustada a su bella silueta, tacones, sin medias y una blusa rosa, livianita y sugerente.

Masculló algo, un sorbo de café de vainilla, un beso y cerró la puerta. En el camino a su trabajo encontró a muchos manifestando su descontento contra los golpistas y se les unió. El beneficio de ser su propia jefa, de que su negocio esté dando frutos, y no gracias al sistema, sino, pese al sistema, las trabas que hay para crear una empresa, y la burocracia que en lugar de dar facilidades al emprendedor, busca meterlo en un laberinto interminable y corrupto.

Tan corrupto como estos dos personajes que actúan bajo las directrices de gente que tiene el dinero suficiente para comprar todo y a quienes le rindan pleitesía.

Las demandas sociales se van agigantando, se extienden porque la gente ya se dio cuenta de que nos quieren robar, aún más, y quitarnos la esperanza, la poca que nos queda por un mejor mañana.

Tras varias horas de protestas, ella aún olía a vainilla, volvió a casa y se sintió satisfecha de su accionar. Se sentó en el sillón y pensó: 'mañana vuelvo, hasta que caigan'.


VAINILLA...

Caminó varios pasos sin toalla.
Su cuerpo danzaba tan sensual que me hizo imaginar mil situaciones.
Majestuosas, sus nalgas; embriagantes, sus pechos; hipnotizantes sus labios.

Mujerón.

Me vio de reojo y me hizo un guiño. Sabía que era mi criptonita y se aprovechaba de ello.

La estela de su aroma era una alfombra mágica hacia el erotismo.

Sensual, soñada, impresionante.

Se secó con delicadeza las miles de perlitas de agua que la cubrían.
Se acicaló con esa crema que ganó; me seduce.

Desde los dedos de los pies,
por sus pantorrillas,
muslos,
entrepierna,
cintura,
vientre,
brazos,
pechos...

¡Uf!
Fabulosa, maravillosa, diosa.

Mi diosa.

Última modificación Domingo, 17 Marzo 2024 11:34
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