Gabriel Pasternak

El comienzo es raro pero el acento de los actores y la interacción entre ellos me hizo quedar viendo la trama completa. Una señorita llega al front desk del aeropuerto para tomar su vuelo y pregunta si es posible utilizar las millas del boleto que le compró la empresa.

Luego, se ve la toma en la que la señorita coloca su equipaje y se topa con un tipo X -y que después sabremos quién es- y entabla una conversación con su compañero de al lado en el avión. En la conversación trivial, sale a luz el nombre Gabriel Pasternak. Resulta que el señor de al lado es crítico de música y una vez evaluó a un tal Gabriel Pasternak. Ella, por su parte, fue su primera novia, que no terminó muy bien con él.

La señora de adelante le indica que ella fue su maestra, otro más adelante le dice que él fue compañero del susodicho. El crítico no se quiere quedar con la duda y pregunta a toda la tripulación: “¿Alguien más conoce aquí a Gabriel Pasternak?”. Todos levantan la mano, incluído el tipo X quien fue el amigo con el que le fue infiel la primera novia de la que hablé al principio.

La azafata lo interrumpe diciéndole: “Gabriel Pasternak es el comisario de vuelo”, imagino que es otro nombre que le dan al puesto de piloto o capitán. El sujeto -que nunca sale en la película- metió al avión a todos quienes le caían mal o que le hicieron daño y se encargó de llevarlos a un vuelo para morir.

El psicólogo -que también está con ellos- se toma la tarea de decirle que ninguno tiene la culpa de eso. “La culpa la tienen tus papás”, dice por último. Al final los papás están sentados plácidamente en su jardín tomando el sol hasta que pasa lo que esperamos: llega un avión a estrellarse.

Esta es la trama del primer episodio de la película Relatos Salvajes, una película argentina que coincidentemente la he podido ver dos veces en esta semana… y sin quererlo.

¿Por qué quería escribir sobre esto? A veces me dan ganas de ser Gabriel Pasternak. De niño crecí con la idea que al final de nuestra vida nos encontraremos con la gente que amamos y que más nos quiso. Me imagino pasar frente a una fila de personas que les avisaron que ese día llegaría al cielo… pero de quienes me caían mal o de quienes deseo vengarme, no me dijeron nada.

Meterlos a todos ellos en un mismo lugar y que me pidan perdón. Suena vengativo. No sé. Creo que no sería tan Gabriel Pasternak. Al final, yo sería uno de sus tripulantes.

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