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Don't Worry, He Won't Get Far on Foot
¿Buscás una película intensa?
¿Afortunado o desdichado? En Don't Worry, He Won't Get Far on Foot, John Callahan tiene la mala suerte, ¿o buena suerte quizás?; de sufrir un grave accidente a raíz de su alcoholismo. Luego de un par de contratiempos, que alteran aún más su existencia, decide tratar su enfermedad.
Es así como vemos a Joaquin Phoenix transformarse y regalarnos la protagónica interpretación de John Callahan. En esta producción, Phoenix es acompañado por un reparto que desde un inicio sorprende. Rooney Mara, Jack Black y Jonah Hill.
¿En verdad están todos estos actores juntos en una historia de alcoholismo y superación personal?
Pues sí, y es necesario reconocer que funcionan bastante bien. Las breves apariciones de Black y Mara aportan a la trama giros predecibles pero necesarios para el desarrollo de la historia. Pero la revelación del día es, en definitiva, Jonah Hill. Sus personajes más conocidos no han tenido mucho eco hasta hoy. En un principio no es fácil reconocerlo. Verlo como un alcohólico rehabilitado que acepta su esencia y la comparte a los demás rompe con el estereotipo de los personajes que ha interpretado en el pasado.
Eso sí, no estamos aquí ante una propuesta innovadora; no. La historia es predecible y en cierto punto afloja su ritmo; llevando a los personajes a un limbo ligeramente aburrido. Pero está bien, no hay nada que no se pueda solucionar con breves conversaciones que llevan al protagonista a reflexionar sobre su vida y, que al mismo tiempo, estrujan el corazón del espectador.
Aquí tenemos la oportunidad de ver en John Callahan a un hombre que lucha consigo mismo, con su pasado y con los errores de su presente. Lo que al principio parecía predecible se transforma en una historia de la que es fácil apropiarse. Los giros inesperados que la vida nos trae y el dolor que conllevan; lugares en los que jamás imaginamos estar y emociones que creíamos poder evitar y que nos libraríamos de confrontar, son los elementos que le otorgan a esta historia la emoción necesaria.
No importa cuantas películas similares hayamos visto, siempre es necesario un recordatorio acerca de lo finitos que somos y de cómo constantemente nosotros mismos nos jodemos la vida.
Si estás dispuesto a tener este diálogo interno y a escuchar preguntas que te removerán las entrañas, es una producción que vale la pena ver; eso sí, con paciencia y disposición. Después de todo, esta historia es solo una variante de nuestras vidas. Después de todo, esta es la vida de John Callahan, un artista estadounidense que en medio de su dolor le obsequió al mundo un pequeño y maravilloso extracto de su corazón.
La caricatura de John Callahan