
- Burbuja Pop
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Mi encuentro con Fito
Ya perdí la cuenta de las veces que una serie o una película me lleva a descubrir música nueva. De hecho, cuando estoy viendo algo y suena una canción interesante, pongo pausa, voy por mi teléfono y la shazameo. Así me he ido haciendo una curiosa biblioteca.
Pero esta vez no voy a hablarles de eso, sino de mi encuentro con Fito Paez, que llegó a través de una serie. Como cualquier latinoamericana de mi edad (30+), tenía noción básica de quién era este personaje para la música en español y, como cualquier chismosa, sabía que fue esposo de Cecilia Roth.
Navegando por la sobreoferta de Netflix, decidí irme por: El amor después del amor. Honestamente, soy muy fan de las bioseries, y he visto hasta las de Luis Miguel y Jenni Rivera, así que le di play a la de Paez esperando una historia de sexo, drogas y rocanrol.
Y pues sí, tiene esos elementos que siempre relacionamos con la industria musical. Sin embargo, el centro de todo es un chico que logró sobrevivir a golpes como quedarse huérfano de madre con 8 meses, o al asesinato de sus abuelas a manos de un excompañero de clase que, como él, trató de triunfar en la música.
A la par de estas tragedias, vemos crecer al niño que se desesperaba por abrir ese piano que su mamá solía tocar y al que le echaron llave tras su muerte, y al adolescente que se impuso a la voluntad de su papá por buscar su sueño. Sí, tal vez Fito nos está contando la versión romántica de sí mismo, pero en ningún momento pone de víctima o de héroe. Solo es un chico al que, creo, la música salvó.
Como en toda buena serie, la música aparece en el momento preciso para tocar las fibras. Giros es una joya de su segundo disco, con un sonido realmente cautivador, al igual que Cable a tierra y Taquicardia. Ni que decir de El amor después del amor, porque suena a himno de esos que yo seguro incluiría en la playlist de mi culto.
Lo más grato es la oportunidad de saber el contexto en el que nacieron estas canciones. Por ejemplo, yo había escuchado muchas versiones de Y dale alegría a mi corazón porque, entre otras cosas, suele ser cantada por fanáticos del futbol en los estadios. En la serie suena después de ese momento en que Fito recibe una justicia agridulce, pero justicia al fin, y te toca demasiado.
En la serie también suenan otras canciones como las de Charly García o las de Juan Carlos Baglietto, considerado referente de la trova rosarina. No diría que son mi estilo, pero, de nuevo, nos ponen en contexto de esa Latinoamérica en la que hacer música fue y es una odisea.
No diré que me convertí en la más fan de Fito, me falta mucho de su música por explorar, pero agradezco cada oportunidad de seguir llenando mis oídos de canciones y poderlo compartir.
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