Mariel Blanco

Silueta

Un viaje a través de un túnel oscuro, donde la sensación de ser completamente amada siempre pareció un destello distante. Como una estrella solitaria en un cielo nublado. Durante años, me sumergí en un mar de autoexigencia y desconfianza, incapaz de encontrar ese amor que anhelaba.

Cada relación pasada había dejado cicatrices que aún sangraban. Mi relación conmigo misma era como un espejo roto que reflejaba fragmentos de una imagen distorsionada. Desde aquel "te amo" que parecía manifestarse sólo cuando era una niña perfecta, sin defecto alguno.

Buscaba desesperadamente el amor en otros. Como un viajero perdido en un bosque oscuro. Uno que anhela la luz de una linterna para guiar su camino.

Un día, el destino me jugó una carta amarga. Experimenté un amor efímero que se desvaneció como un destello en el umbral de la noche más oscura. Fue como si el universo me recordara cruelmente que, a veces, el amor completo es solo una ilusión, un espejismo en el desierto de la soledad. Una utopía.

Comprendí que había construido castillos de arena en la playa de la autoestima, y las olas del desamor los destruyeron implacablemente. No podía escapar de la sensación de que siempre estaba destinada a sentirme incompleta, como un rompecabezas con una pieza irremediablemente perdida.

A medida que las estaciones pasaban, las relaciones se desvanecían, como hojas secas llevadas por el viento del tiempo. El amor propio seguía siendo esquivo, una canción inacabada que nunca encontraba su armonía.

Y aún así, persistimos en danzar en el escenario de los sueños, como mariposas buscando la luz de la luna en la noche eterna. ¿Seremos amantes del dolor, cautivos en un tango de esperanzas rotas? El género literario que despliega sus alas en el jardín de las lectoras es el romance, un canto de sirena que atrae corazones como luciérnagas en la oscuridad.

Y lo más curioso, los hombres se ríen, como si fuéramos pájaros cantores en un cielo de nubes inciertas. ¿Es tan insensato anhelar un desayuno compartido al alba, después de una noche de pasión, como el rocío besando las flores al despertar? ¿O una cita que surja como un suspiro de la naturaleza, sin necesidad de mapas ni brújulas?

Las mujeres somos soñadoras, tejemos en nuestra mente fantasías de amor como hilos de seda en un telar ancestral. ¿Qué clase de cuento retorcido nos narra el mundo para llevarnos a este rincón de ensueño?

Sentirse incompleta, después de buscar el amor completo, es un viaje doloroso. Es como descubrir que el tesoro que buscabas en realidad nunca existió, que el horizonte que perseguías era una ilusión. Cada día es una página en blanco que parece carecer de significado. O una historia que aún busca su final, una canción que nunca alcanza su última nota.

En medio de esta búsqueda incesante, mi silueta se desvaneció en la oscuridad. Una sombra perdida en el laberinto sin salida de mis anhelos rotos. Y aquella luz del amor completo jamás llegará a iluminar el camino.

 

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