Wovenhand, el buen pastor

La biblia dice que en los últimos tiempos el mundo será testigo de la venida de profetas embusteros que predicaran falsas doctrinas. No faltarán otros que quedarán a la espera del verdadero que descienda de los cielos en una carroza de fuego. 

El iluminado a quien yo sigo hace mucho tiempo que vino y hoy su palabra es más fuerte que nunca. Les hablo de san David Eugene Edwards, gurú y uno de los principales pilares del Denver sound, movimiento que rescata muchos elementos de la música folk y country americana al estilo de Hank Williams o Woody Guthrie, pero reversionada en un sonido más sucio y con toques más rockeros, siendo este género más conocido como Alt country o Gothic Americana. 

Colorado es para este estilo de música, lo que Seattle fue al grunge, o sea, su iglesia. A Edwards lo conocí con su antigua banda 16 Horsepower, toda la fuerza del rock condensada en un banjo y un acordeón, por muy extraño que parezca. Cuando el grupo se desintegró, de sus mismas cenizas surgió Wovenhand su actual banda, con quienes lanzó su disco Refractory Obdurate. 

Si bien los discos anteriores son unas verdaderas joyas que hay que escuchar, en este álbum -para muchos una obra maestra- Edwards regresa con una venganza y todo el apocalipsis en los riffs de su guitarra que profesa la belleza de la oscuridad y la luz, el dolor, la fe y la redención. Sus discípulos cuentan que verlo en vivo es una experiencia religiosa, un satori hecho rock n’ roll, y con toda la fe que tengo en su música yo les creo. 

Cuando vengan los últimos días y sea juzgado por mis pecados, para que finalmente pueda ser redimido quiero que sea el mismo Edwards quien lo haga pero con fuego. Mientras yo de rodillas sostendré en mis manos serpientes de cascabel sin miedo a ser mordido, mientras que un éxtasis espiritual me dejé ciego por la luz del rock y entre sollozos y lágrimas pueda gritar ¡aleluyaaa hermanosssss! he visto la verdad y la verdad es la música, amén.

Sugerencia: Good Shepherd y Long Horn