22 AÑOS...

22 AÑOS...

Cada diez de mayo es lo mismo.
Sentimientos encontrados.
Ausencias que siguen acá, soledades que no tienen fin, aunque claro, el tiempo ya causó costra.

Una costra que se remueve un poco con el recuerdo, con los pensamientos que te traen a mí, en esta actualidad.

Regreso 22 años, y sigo cargando el no haber estado en tu último cumpleaños.
Veo esas fotos y te veo con tu sonrisa tan característica, aunque desgastada por el rigor de la vida que te tocó y las pinches enfermedades que desde que tuve conciencia, nunca te dejaron en paz.

Qué tristeza.
A veces te recuerdo al escuchar una canción, al ver un momento, al escuchar una palabra, por un plato de comida que pruebo.

Nada, claro, se parece.
Pero no comparo.
Simplemente son ideas de lo que hacías e hiciste.

A veces quisiera perderme solo en el cementerio, donde te quedaste y a donde luego fuimos a dejar el cuerpo de mi padre, tu esposo, tu compañero.

Se dice fácil dos décadas ya sin ti, y entre las vicisitudes del camino pareciera que no duele, que no pasa nada. Pero sí que pasa. He vivido lo mejor posible, con triunfos y fracasos, y sé que si estuvieras, aún a mi edad, seguirías preocupándote por lo que me pasa.

Te cansaste, cerraste tus ojos, aún en medio de esa fortaleza que siempre demostraste, y te fuiste de paseo, a un lugar donde no tendrías más problemas, ni enfermedad, ni tristeza.

Dos décadas ya, sin ti.