El pastel

Cada vez es más fácil quedar(se) bien con un rico pastelito.

De una vez aclaro que no soy una persona golosa, ni que me encanta lo dulce ni la repostería. Eso sí, desde pequeño me volvía loco el chocolate en todas sus presentaciones. Ese gusto hacía que también se me generaran alergias, pero eso será otra historia.

Luego de esta declaración debo compartir que me colocaron una pastelería con nombre de santo enfrente de mi casa. Claro, tengo que cruzarme el pequeño bulevar pero igual sigue estando a pocos metros para satisfacer cualquier gusto.

Esta ubicación me ha valido la oportunidad de compartir con algunos compañeros de trabajo la labor de ser el encargado de comprar los pasteles para cumpleaños. No me pesa ni me enoja hacerlo, la verdad. Lo que me puso en qué pensar recientemente fue que es muy fácil hacerse de un pastel hoy en día.

Recordé que cuando era pequeño, mi hermano y yo le pedíamos a mi abuela hacer pastel de ChocoKrispis. Era un pastel de banano con una superficie externa de ese cereal acaramelado. Mi abuela se fue a una mejor vida (espero) y se acabó la receta. Un par de familiares hacen algunas réplicas pero quedan simplemente en copias piratas de este pastel.

También recuerdo con mi hermano que se atravesaba el Parque Colón para ir a Pan Pavallier para comprarse un pedazo de pastel de chocolate con turrón de chocolate y cobertura de chocolate. ¡Era una bomba! Eran los años ochenta y valía 25 centavos. Hoy en medio del tráfico he vuelto a pasar frente a esa tienda y por un momento quise bajarme a comprar, o por lo menos averiguar si existe este pastel.

Creo que los pasteles han marcado mi vida, a pesar que lo niegue y trate que el protagonista sea el chocolate. Decía mi hermano, el mismo de los párrafos anteriores, que varias noches me daba por hablar dormido. En una de tantas, me levanté para casi gritarle (igualmente dormido): ¡El pastel! ¡El pastel! ¿Dónde está el pastel? En un dos por tres, mi hermano me contestó (con insultos incluidos): ¡Andá dormite y mañana compras un pastel!

Voy de regreso a comprar los famosos manjares para los cumpleaños. Los comprábamos en la Cafetería Globo o La Palace si querían algo exclusivo. Incluso recuerdo que comprábamos unos en la 12 calle entre 5a. y 6a. avenida. No era fácil encontrar una buena pastelera. No existían pastelerías ni supermercados como ahora. Incluso una vez llegamos a comprar cerca de los edificios cercanos al basurero de la zona 3. Llegar era horrible, pero los pasteles eran grandes y deliciosos.

Hoy, los pasteles son fáciles de pedir e incluso de hacer. Estando en el autoexilio me preparé un pastel de chocolate con banano… con un banano de ingrediente. Obviamente tenía más sabor a chocolate que de banano, pero fue mi propio regalo.

Con la tecnología y los servicios a domicilio pues no es tan difícil regalar o regalarse algo rico. Ya hay pasteles en línea que uno los puede pasar a recoger o los pueden enviar. Incluso tengo una proveedora que los días domingo hace buenos pies de limón.

No sé qué tienen los pasteles, pero un pedazo de pastel me sirvió para inspirarme y escribir este artículo luego de un mes de no escribir. ¿Lo voy a celebrar? Claro, me comeré otro pedazo de pastel.

///

Última modificación Domingo, 17 Marzo 2024 10:55
(0 Votos)

Deja un comentario

Asegúrate de ingresar todos los campos marcados con un asterisco (*). No se permite el ingreso de HTML.

  1. Lo más comentado
  2. Tendencias

ELECTRIC HEAD

...

Por Dr. Gonzo / IA

NIN: Clavos de nueve pulgadas

Aquellos jóvenes inconformes e insatisfechos.

Por Álvaro Sánchez

Ese miércoles infernal presencié un mila…

Historias insólitas de ciudad.

Por Gabriel Arana Fuentes

22 AÑOS...

...

Por Rubén Flores

next
prev