Drogoman no se anda con miramientos para escribir o hablar. Es un sujeto forjado a la lumbre de la luna y al fuego del crack, y sus letras son iguales: eufóricas, placenteras y enérgicas.
Conocido también como el sobornador es un lumpen de las letras guatemaltecas para unos, un profeta del lenguaje para otros. Si salís de copas con él, tené cuidado. Sus amigos y él te reducirán al orden. Te puede hablar tanto de literatura guatemalteca, como de las letras inglesa. Su conocimiento en el arte de escribir es vasto. Y en drogas también.