- Reducto Sónico
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Chelsea Wolfe: el color del abismo
Su música es una rara pero hermosa combinación de Neo Folk, Drone metal, Gothic rock y pinceladas de industrial.
Ese día llegamos al Palacio de Bellas Artes de San Francisco California justo a tiempo. Antes de que empezara el concierto, bebimos unas cuantas copas de vino, pero las dejamos en el primer lugar que encontramos y salimos corriendo a entregar los tickets.
Entramos en el momento preciso en que las luces se apagaban y como pudimos encontramos nuestros asientos. Salió lentamente al escenario, su imagen tenía un aura de luz extraña, como si fuera una entidad que venía del otro lado para deleitarnos con su voz etérea. La guitarra comenzó soltando las notas de Flatlands. Ella empezó a cantar y eso sumado al efecto de las copas de vino hizo que yo entrara en una especie de introspección hacia rincones lejanos de mi subconsciente.
Como una especie de éxtasis mental sería lo apropiado para describir la música de Chelsea Wolfe, compositora originaria de Sacramento California USA.
Su música es una rara pero hermosa combinación de Neo Folk, Drone metal, Gothic rock y pinceladas de industrial. Acostarse a escuchar cualquiera de sus álbumes, es el equivalente a un viaje de opio. Un sueño largo y relajado, pero sin dejar de ser intenso. Eso gracias a sus letras e instrumentación. Como si nos acompañara a contemplar una tormenta a la orilla de un abismo negro y profundo.
He disfrutado toda la exquisitez sonora de su discografía. Vale la pena hacerse de álbumes como Apokalypsis, Pain is Beauty, Unknow Rooms: A Collection of Acoustic songs o su última entrega Abyss. Éste último sigue conservando su toque personal que con cada disco sigue mejorando de manera sublime.
Para cuando ella cantaba Boyfriend, mi alma ya estaba en otra sintonía esa noche. El momento ya no era de este mundo. Al finalizar, ella se despidió de manera sencilla y desapareció del escenario. Una atmósfera divinamente lúgubre quedó flotando en el ambiente.
Salimos en silencio como penitentes en una procesión, fuimos por más vino, era necesario. De esa noche solo me queda una fotografía junto a ella y la sensación de que cuando la vi a los ojos, supe, que no es uno de nosotros.
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