C. Tangana: Mi lugar seguro

Uno de estos días de la vida Godín cerré mi sesión de Spotify en la oficina por error. No tenía tiempo ni ánimos de jugar a que me sabía la contraseña, así que decidí entregarle mi destino a YouTube.

La semana estaba siendo particularmente cansada y lo único que anhelaba era cortar comunicación con todos alrededor y subirle el volumen a la música. De pronto, un sonido familiar: el Tiny Desk, de C. Tangana. O como me gusta llamarlo: mi lugar seguro.

Yo a C. Tangana lo conocí, como buena parte de los mortales, gracias a su ex, la Rosalía, junto a quien compuso algunas canciones del disco El malquerer. Sí sí, lo pueden buscar en los créditos de Malamente, Pienso en tu mirá o Di ni nombre como Antón Alvarez Alfaro.

Y como curiosa antes que promiscua, supe que tenía una carrera como solista que, en realidad, no consideré “mi estilo” hasta que en 2021 lanzó El Madrileño. A la fecha sigo pensando que es uno de los mejores álbumes en español de los últimos años y que debería considerarse “de culto”.

En el material, C. Tangana repasa los sonidos con los que creció. Sí, son los suyos, pero también los míos y tal vez los de muchos. En Un veneno canta con José Feliciano, en Muriendo de envidia con Eliades Ochoa y en Hong Kong con Andrés Calamaro. La última prueba de que en la música las fronteras no existen, o son bien difusas.

Por supuesto, el disco está plagado de guitarras y homenajes al flamenco, hasta los Gipsy Kings aparecen, pero en realidad es una celebración de la música del mundo. Cambia!, con los mexicanos Carin León y Adriel Favela, es una especie de corrido con alusiones al mismísimo Chalino Sánchez.

Ingobernable y Los tontos son una verdadera celebración de la música española. Según mi teoría de conspiración Nominao, con Jorge Drexler, está dedicado a su ex más famosa y es una joya auténtica. Este es uno de los pocos discos en los que no me salto canciones.

El Tiny Desk, por otro lado, es uno de los mejores que he visto. Fue producido en pandemia y recrea una sobremesa con famosos como Antonio Carmona, La Húngara y Kiko Veneno, pero también a la familia, porque hasta la mamá y la tía de C. Tangana apoyan en los coros y las palmas.

Y justo en ese ambiente, la escena se rompe con un octeto de cuerdas que le pone dramatismo e intensidad a Demasiadas mujeres. Cierra con Tú me dejaste de querer, pero hay que verlo, porque no creo que mis palabras le hagan verdadera justicia a esta producción.

Curiosamente del Tiny Desk y de esa sobremesa nació el tema Me maten, un homenaje a los amigos, esos que han estado allí desde el principio y que te acompañan en éxitos y fracasos. Y eso, creo que me gusta tanto Tangana porque le canta a la vida misma.