#Ahsoka pudo ser una obra de arte, pero querían su contenido familiar

La primera temporada de Ashoka ha concluido y deja una estela brillante a su paso, de gran éxito pero de dudosa calidad; esta estrella presenta algunas sombras oscuras en su trayectoria. Y no me refiero a la oscuridad Sith. A diferencia de sus hermanas #Mandalorian y #Andor, que desenfundan sus pistolas en el oscuro salón de un viejo oeste intergaláctico, Ashoka cabalga hacia el horizonte espacial con unos sables de luz, defendiendo el honor en una línea más familiar. El guión es básico: los buenos y los malos, no hay grises ni frases contundentes.

Una crítica que emerge del vacío espacial en los recientes productos de #StarWars asociados a Disney es un guión simplista. Al igual que un duelista que solo ve en blanco y negro, esta saga ha olvidado los grises del amanecer, esos que te hacen dudar de que los malos sean tan tan malos, y los buenos, tan, tan #Disney. Este enfoque, a menudo, recuerda al pistolero solitario que, sin importar cuántos forajidos derrote, siempre se va sin pagar las cuentas. El bueno sale impune. El contenido Wester de los productos Star Wars, sabemos que a eso le apunta, es más cercano al Llanero Solitario que a El Bueno, El Malo y El feo… No habría problema si no te lo quisieran vender así.

Centrándome en el último episodio, es como si el carruaje espacial hubiera perdido un par de caballos en el camino. Hay momentos en los que los personajes se desplazan del punto A al C, pero en el B se acabó el presupuesto, no sabían cómo resolverlo y ¡Zas! ponemos a los personajes acá, porque así lo dice el guión… rompamos la continuidad.

La trama, en ocasiones, parece seguir la estrella del norte sin brújula, como que se les acabó la fuerza, dejan al espectador atrapado en un duelo bajo un acorazado imperial, a la espera de un movimiento que nunca llega, y cuando lo hace es el recurso más barato que pudieron crear, de nuevo, el lema en este wester es: “hagámoslo así, porque el guión lo dice, no porque es lógico”. Ahsoka, como la ronin del espacio (sí, usan esa metáfora pero de ronin tiene muy poco), se desenvuelve con la destreza de un maestro, manteniendo su honor a pesar de las adversidades que son: no dejar que el personaje principal aflore en todo su potencial.

La aparición repetitiva de Anakin Skywalker es como encontrar agua en el desierto; inesperado pero bienvenido, pero sin mucha sustancia en la mayoría de veces. Sin embargo, al aventurarnos más en este desierto galáctico, las arenas nos muestran reflejos de historias antiguas, ecos bíblicos que parecen desentonar con el viento estelar. Star Wars no necesita de referencias bíblicas, ¿qué quiere vender ahora Disney?

Aquellos (como el Youtuber; La sombra del imperio, de quién me considero seguidor) que han intentado trazar paralelismos entre esta serie y el cine de Akira Kurosawa, están como vaqueros perdidos en un dojo samurái; no saben qué hacer. El espacio es vasto, y cada estrella tiene su propia historia. No se puede comparar la luz gigantesca de una con la de otra. El maestro Kurosawa es cine de Galaxias Masivas, mientras Star Wars es un contenido más de un Sistema Solar Muy Pequeño.

El episodio cinco (Part Five: Shadow Warrior) resplandece como la estrella más brillante de esta constelación de ocho capítulos, mientras que los primeros parecen cometas que se desvanecen solo a los fans cegados por la forma y no el fondo les encantarán.

Aunque mis palabras puedan parecer críticas como meteoritos ardientes, es innegable el atractivo gravitacional de esta serie. Espero con ansias que la siguiente órbita nos traiga más aventuras estelares de Ahsoka, y principalmente de la Acolita Shin Hati.

#Ahsoka… ¡Tenés que verla!


(1 Vote)

Deja un comentario

Asegúrate de ingresar todos los campos marcados con un asterisco (*). No se permite el ingreso de HTML.

  1. Lo más comentado
  2. Tendencias

No irás muy lejos, Lázaro

0

Por Gabriel Arana Fuentes

Haab', el Calendario Solar Maya

0

Por Eduardo Rubio Herrera

ELECTRIC HEAD

...

Por Dr. Gonzo / IA

NIN: Clavos de nueve pulgadas

Aquellos jóvenes inconformes e insatisfechos.

Por Álvaro Sánchez

Ese miércoles infernal presencié un mila…

Historias insólitas de ciudad.

Por Gabriel Arana Fuentes

22 AÑOS...

...

Por Rubén Flores

next
prev