
- Literatura
- Publicado
- ¡Sé el primero en comentar!
- 2 a 3 min. de lectura
- Leído 486 veces
Ironía
...
IRONÍA...
Se sentó en un sillón cómodo y suspiró. Su vida había cambiado totalmente, sin aquellos riesgos locos de otras épocas.
Alguna vez fumó, pero se contuvo cuando un amigo de la universidad le dijo sin mayores pretensiones que él no era el amigo que conocía con el cigarrillo entre los dedos.
No hubo más acierto en esas palabras que la sinceridad de quien sin imponer sus ideas tan solo las plasma como un verso al aire para que lo capte quien lo desee.
No fue de tragos. Algunas noches bohemias fueron solo de compañía para amigos a los que sí les gustaba beberse hasta los vasos por el sabor condensado del licor.
La Bodeguita, con su ambiente a media luz, sus mesas, sus sillas, sus clientes charlando de todo y nada, y los poetas empedernidos declamando, recitando y actuando sus escritos, que se enriquecían con el aplauso general.
Música de fondo, de esa que ahora parece arcaica. La trova, la revolución en canciones, la rebeldía en letras, la pasión y el erotismo en frases que entraban, despertaban o incendiaban espíritus.
Ya su vida no era aquella, aunque debo decir que tampoco fue un estado perenne. Siempre había otras cosas alrededor. Otras emociones.
Los caminos siempre fueron varios. Nunca se puso una etiqueta. Fue libre y así se sintió. La edad, los desafíos, las penas, las cadenas se fueron forjando con el tiempo. Nunca las quiso, pero así es la vida.
Se rascó la cabeza, un tanto calva, un tanto canada, un tanto olvidadiza.
La panza le crecía y él impávido ante ese desmedido aumento de peso, de triglicéridos, de colesterol.
De muerte en ciernes, de historia que caduca.
0-0-0
¿PARA QUIÉN?
Producía historias. Las primeras, aún en papel, con una Remington, en la que se ufanaba de teclear 90 palabras por minuto. Luego, en plataformas virtuales.
Escribía y escribía. Unas cosas se parecían a él, otras las tomaba del aire, del entorno, de las circunstancias. Les daba forma, su forma. Alguna vez le dijeron que uno de sus poemas (algo que jamás encajará en esa jaula) parecía una canción. Como si eso fuese pecado. El purismo nunca fue lo suyo. Los extremos le parecían impropios.
Lo original, que tenga sazón y picante, era lo suyo. Un poco de mambo, de salsa, de break, de cumbia, de pop, boleros, romántico, a su estilo, en sus términos.
Prendido de la computadora, resoplaba para inspirarse, para creer y crear. Y de pronto pensó: para quién escribo, en este país que duele por el analfabetismo que preña a las generaciones pasadas, presentes y futuras.
En un país en el que muchos no alcanzan a leer, otros leen pero no alcanzan a entender y otros que leen pero entienden de manera tergiversada y con malicia lo que leen. Y están los peores, los que creen tener la verdad absoluta y quieren que la gente lea y piense que lo malo que sucede es normal, que vivir en corrupción es la vida misma y que es mejor así, que de diferente manera.
Cerró el documento, apagó el computador y por ese día no escribió más.
- #IronyInLife
- #LiteraryReflections
- #WritingInspiration
- #CulturalCritique
- #BohemianMemories
- #ThePowerOfWords
- #LostInspiration
- #SocialCriticism
- #CreativeBlock
- #DigitalStorytelling
- Ironía
- Escritor
- Creatividad
- Reflexión
- Bohemia
- cultura
- Cambios de vida
- Desafíos
- Sociedad
- Corrupción