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Chat de mamás: la pesadilla que me llegó más tarde, pero que llegó para quedarse
Cuando mi crío entró a preescolar, yo era una mamá que iba y venía y al grano.
No tenía mucho tiempo para socializar y la verdad es que cuando llegaba al colegio por mi hijo, me cruzaba con pocos padres que iban también en sus carreras.
Creo que el chat de padres en preescolar existió y gracias al universo no me di cuenta que ni me agregaron. Pasé los años de preescolar libre del exceso de todo y disfrutando plenamente mi libertad cibernética.
Pero llegamos a Primaria y ¡zaz! En la primera reunión de padres escuché el inevitable “armemos un chat de padres” y enseguida supuse que mi whatsapp calmado se acabaría. Ahí murió mi libertad, mi privacidad y mi número de teléfono privado.
No niego que, en algún punto, el chat sirva como medio informativo y educativo pero, para mí, se volvió un medio donde aprendí a analizar a cada mamá, y en cierto punto, eso pasó a ser entretenido.
Enseguida empecé a analizar a cada una y aquí va mi resumen de los estereotipos de mamás que detecté:
Por supuesto, no falta la que armó el chat (la sociable desde el día uno); la que tiene hijos más grandes y se las sabe todas; la que siempre anda perdida como una burbuja en el limbo; la que parece que no tiene nada que hacer y tiene el chat al día; la que pasa muy ocupada y nunca contesta; la perfecta, la metiche, la que impone, la sumisa que no opina si su líder no lo ha hecho y la que se lleva bien con todas y procura cero clavos (esa soy yo).
Yo soy la que procura llevarse bien con todas y meterse a cero clavos. He tenido que aprender en el camino que mi mejor técnica, para sobrevivir a un chat de madres, es ser paz, amor y resbalosa, como la mantequilla. Porque hay que ser mantequilla para que los chismes y mentiras que crean alrededor de ti te resbalen y puedas seguir avanzando sin miedo.
¿Por qué les digo sin miedo? Porque hay que tener valentía al estar en una junta de mujeres. Las mujeres juntas, a veces, son más peligrosas que tirarte un pedo sabiendo que tienes diarrea.
Y es que los subgrupos de madres en un grado es algo que no se puede negar, que existe y que late durante todo el año (aunque hayan vacaciones). Hacen alianza fraterna y ahí están atentas al chat para opinar lo mismo o llevarle la contraria a las que no son de su agrado. Vaya que me gozo el chat, porque una vez que logras estar de forma neutra solo queda disfrutarlo con la bandera blanca en la mano.
Me quedan años de sobrevivencia a este método informativo al instante y espero seguir teniendo la madurez para ir llevando mis ficha a buen puerto, porque esto de ser madre es duro; pero tener que lidiar con más doñas y procurar un ambiente lo menos tóxico posible debería considerarse como un deporte mental extremo.
Los seres humanos somos complejos, cada mente es un mundo, mi mente es un mundo, pero sé que aquí gana salud mental quién sepa sacarle una risa a estas cosas cotidianas que vivimos las madres cada día.
Se despide, la mujer de 40.