ROTO...
La joven de la perla, Johannes Vermeer (1665-1667)

ROTO...

...

ROTO...

Tomé la foto que estaba en el escritorio de la sala de estar. La veía cada tanto. Estaba en un cuadro de madera con protección de vidrio. Su sonrisa era un recuerdo apenas de todo lo que habíamos vivido.

Miles de escenas a partir de esa sonrisa que antes parecía mágica y ahora solo era un bosquejo de un embrujo que quedó abrochado en mi conciencia.

Era aquella sonrisa una bocanada de aire fresco, de vida, de emociones compartidas, de historias escritas con tinta indeleble, porque serían para siempre, estando o no.

Era aquella sonrisa una imagen cotidiana, cercana, fantástica. Era fuego que sin darme cuenta consumía la vida, el alma, los sueños, la energía.

Era esa sonrisa una adicción que minaba mis fuerzas sin darme cuenta. Creía que era eternidad y era muerte, que era pasión y solo generaba un caos indescriptible.

No, no me daba cuenta que estaba roto, y creía que aquellos fragmentos eran estrellas cuando apenas eran cenizas que giraban a mi alrededor.

 


PASIÓN...

Entregó su vida, de manera literal, a su trabajo. Creía que eso era prosperar. Jornadas largas, extensas, casi infinitas, pero él sentía que esa era su misión y no guardaba nada para otro día.

Con los años ese fuego era menos intenso. Pero se mantuvo el tipo y continuó dando todo.

Planeaba un futuro diferente, con cierta calma, alejado de aquella vorágine y sentado viendo TV o de camino a un destino por conocer.

Lo tenía todo pero de pronto la vida dio un giro. Planes, calma, e incluso la felicidad, su felicidad, de cayeron como una torre de cartas.

Le costó levantarse. Apenas caminaba. Escondía sus frustraciones, sus derrotas, su llanto, su impotencia tras un rostro que solo era un dibujo a lápiz, con muchas sombras.

No se dejó vencer. Aunque ya no corría como antes, sus pasos trataba de marcarlos un día a la vez. La vida era dura y las derrotas finalmente son muchas y hay que saber lidiar con ellas.

Se volvió un torero en medio del fango. Era eso o morir de fatiga. Morir era una opción, pero aún no era el momento. Aún no.

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