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CÓLERA...
...
Leía los diarios, escuchaba opiniones, buscaba en los chats, en X y en el resto de plataformas, escudriñaba, textos y tesis.
Era un ratón de biblioteca. La vista la tenía cansada y unas gafas eran sus aliadas para continuar su interminable búsqueda.
Sabía de todos los temas, pero su apego a lo académico y al aprendizaje lo colocó en una burbuja que lo aislaba de la realidad.
Sus conceptos eran eso, porque la vida tenía miles de maneras de expresarse. Y no es que todo ese material analizado y comprendido estuvieran mal, sino porque él idealizaba la vida y está no era solo blanco o negro.
Los miles de matices, hasta en algo tan sencillo como una relación de pareja era el ingreso a un agujero negro, a un torbellino eterno en el que había de todo.
No concebía que algunos opinaran de una manera y actuarán de otra. Hablaban de respeto al derecho y se pasaban las leyes por el c...
Discursos y acciones peleaban entre sí. Al final se dio cuenta que nadie buscaba, o al menos muy pocos, buscaban el bien común. La mayoría quería beneficiarse a sí mismos sin importarles nada más.
Era la religión la que más le causaba cólera. Cómo era posible que tras esas "bendiciones" lanzadas como quien tira alpiste a las palomas en los parques, se tradujera en realidad en un manto para esconder todo tipo de inmundicia que iba enfocada en hacerse rico.
Entendió, pensó y meditó aún más. Suspiró y cerró los ojos. Hará alguien lo mismo, cuestionar y redirigir su vida...
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AMIGO...
Hace poco un derrame que se repetía en escalas menores cada tanto te hizo colapsar. Caíste y eso causó que los síntomas de presión alta y diabetes se desataran.
Tus debilidades, por supuesto te allanaron más rápido el camino hacia un destino que no creíamos sería tan cercano.
Quienes estuvimos cerca apenas pudimos hacer lo que nuestras posibilidades nos permitieron. Te vimos mal y un hospital fue tu penúltima parada hacia el siguiente nivel, ese que no esperábamos, ni nos imaginamos que estaría a la vuelta de la esquina.
Al contactar a tus hijos, esos por los que tanto añorabas y sufrías, debido al abandono que experimentabas de parte de ellos, uno, el mayor creyó que era una treta para sacarle pisto. Vaya, mirá pues...
Tras varios intentos, al final llegó casi forzado junto con dos más. Vos, por suerte ya no estabas consciente de lo que acontecía. No te diste cuenta de la calaña de gente que ellos son.
Tres semanas después de dejarte a su cargo, casi por casualidad nos enteramos que habías muerto. Que esta gente no tuvo la decencia de compartir tu adiós terrenal, ocurrida apenas dos días después de dejarte en ese hospital, pese a pedirles que dieran razón de vos.
Tu tumba, hoy, está casi perdida en ese camposanto que es como un jardín de cuerpos dormidos para siempre y que se transforman en el polvo del cual dicen nos formaron.
Ni una placa, ni nada que indique que estás ahí, un mes después. Eso dice mucho de esas personas por las que sufrías su lejanía.
Así es amigo. Así es, Tito Monterroso.
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