MERCENARIOS...

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MERCENARIOS...

Un maletín multiplicado por 108, con eso era suficiente; su sonrisa lo decía todo.
Un arco de oreja a oreja, y en sus pensamientos, la perversión sin límites favorecido por un tipejo de cuatro patas.

Salió del recinto; no era la primera vez que sucedía.
Esas reuniones eran una constante, pero en especial cuando el divo requería del servicio de sus cómplices.
Alí Babá y los 40 ladrones son unos pilluelos a la par de estos.

Caminó y se felicitó por sus alcances y habilidades para maquinar caos que aparenta ser orden y legalidad.
Por adueñarse de jueces y congresistas que no son más que mercenarios en un cargo con las prebendas del poder.

El titiritero alcanzó los proyectos que tiene para que cuando el cuadrúpedo salga de la cima del poder, la ley no los alcance y sus secuaces los protejan.

Los corruptos se afianzan más y más pregonando soberanía y legalidad, aunque todo cuanto hagan sea inmoral.

Los mercenarios son dueños de riquezas de todo tipo; económica, política, judicial, y ahora tienen en su lista, de la manera más descarada a la deportiva, sin que les importe en lo más mínimo ese sector de la población.

Perpetuarse en el poder lo es todo para ellos.
Son tan poca cosa que requieren de todos esos malabares para ser un poquito algo, y aún así, ese algo es una miserable esencia de lo más despreciable.

Nos hundimos, caemos y el abismo no tiene fin.
Sonríen y se jactan.
Millonarios a costa de millones de gentes, no les importa más nada que ser pequeños dictadores, que se arrodillan ante el cuadrúpedo inmundo y quienes los financian.

Se visten de seda, toman licores caros, usan perfumes finos, pero en esencia son basura con dinero. Una mafia de cuello blanco.

Última modificación Domingo, 17 Marzo 2024 11:36
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