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Claro que Sex and The City cambió mi manera de ver la vida

El eterno retorno a SATC...

Cada cierto tiempo me pongo a hacer rewatch de Sex and The City (SATC). La semana pasada la excusa fue la muerte del actor Willie Garson, quien interpretaba al querido Stanford Blatch, pero han existido muchas otras razones para hacerlo: desde querer volver a ver a las chicas en su viaje a Los Ángeles, hasta estar tirada en mi sofá un domingo por la noche comiendo comida china.

Hice cuentas y llevo viendo esta serie desde que tenía 12 o 13 años. Sí, era casi una niña y SATC hablaba de SEXO, pero consideren que no dejaba de ser una comedia fresa de EE. UU.; así que ni me dieron ganas de empezar a beber Cosmopolitan y mucho menos de salir corriendo a la putería. Mas bien me di cuenta que había vida más allá de las telenovelas mexicanas en las que las chicas encontraban un príncipe azul que siempre las sacaba de pobres.

En SATC, Carrie (Sarah Jessica Parker), Samantha (Kim Cattrall), Miranda (Cynthia Nixon) y Charlotte (Kristin Davis), se buscaban la vida y los hombres solas. ¿Cómo no iba a quedar deslumbrada por cuatro amigas treintañeras, que vivían en Nueva York, tenían trabajos divertidos y usaban ropa de diseñador? Pero no solo eso, aunque la serie NO es un manual de educación sexual, sí me enseñó que existía el sexo seguro, la posibilidad de decidir si querías ser mamá o no, y que ninguna chica debería avergonzarse por llevar sus propios condones. Ya saben, cosas de las que aún hoy no se habla en los colegios.

Uno de los aspectos más criticados de SATC es que presenta una historia romantizada, medio elitista, poco diversa (por su elenco totalmente blanco) y hasta poco feminista. Yo creo que hay que ver las cosas como lo que son: entretenimiento. SATC es una serie que presenta un modo de vida aspiracional. Consideremos que fue creada al final de los 1990, cuando había muy poca diversidad racial en la tele y no todo lo que se producía pasaba por la lupa de la corrección política. Sí, tal vez no sea muy feminista pasársela hablando de hombres, pero creo que tampoco era el propósito de los creadores. Si lo quieren ver así, su única revolución fue empezar a hablar de temas que ninguna otra serie tocaba en ese momento y con eso fue suficiente.

Revisitar SATC con 30 años, y ya no con 20, hace que la serie tenga otro sabor. Y que este no siempre sea bueno. Por ejemplo, me estalla la relación tan larga y tan tóxica de Carrie y Big (Chris Noth), y me enoja que engañara y luego dejara a Aidan (John Corbett). Pero bueno, debe ser que a esta edad una ya se ve reflejada y se da cuenta que los chicos malos dejaron de ser atractivos, y que los chicos buenos son los que valen la pena. Fuck “el gran amor” sí me va a costar tantas lágrimas. No sean como Carrie, amigas: si un hombre no cambia durante la segunda temporada, ya no merece más oportunidades. Pero eso yo ya lo entendí hasta como la tercera vuelta de ver la serie: si a  Carrie la dejaban plantada era por pendeja. Porqué la gana de querer hacer que el hombre actuara como ella quería y pos... así no sale. Hay que ceder un poco, no lo podes tener todo.

Aún así, considero que SATC es una gran comedia romántica. Hay amor, solo que tal vez no sea el de la pareja protagonista, y eso también nos lo enseña la serie. ¿O qué me dicen de la relación entre las cuatro amigas? Amo las escenas en las que se reúnen a desayunar, en las que hablan de todo sin juzgarse tanto y en las que hasta se llegan a pelear, pero nunca por un hombre. Tal vez también esté romantizando eso, pero después de todo, en esta historia los hombres vienen y van, hay algunos que solo duraron un capítulo, pero la amistad permaneció. Igual pasa en la vida real.

Última modificación Viernes, 10 Diciembre 2021 15:44
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